Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

Ya hay un vacunado más

Cuando nos llegue el turno al resto, si es que llega, será el final de lo que ha sido una desesperante espera

A HORA se paraliza las dosis de Janssen. Hay que esperar a que diga algo Estados Unidos y luego a la Agencia Europea del Medicamento y, por ende, lo que determine nuestro Ministerio de Sanidad patrio. Esto de la vacunación contra el coronavirus se está poniendo ya demasiado cuesta arriba, pese a que desde la Moncloa no paran de insistir en que esto va fenomenal y que vamos a estar inmunizados antes del verano - aún no lo veo muy claro si me tocará para esas fechas-.

Pero bueno, por lo menos mi santo padre ha recibido por fin la vacuna y es un motivo de satisfacción. Se ha convertido en el primero de la familia en recibir el suero con el que ya tiene menos posibilidades de contraer el virus; es lo que tiene que estar dentro del grupo de edades de estas semanas. Fue mi madre quien nos comunicó la noticia y, de manera evidente, me emocioné. Sí, tal cual y sin reparos, se me cayeron dos lágrimas enormes, de esas de felicidad, por todo lo que han pasado desde hace más de un año. Mi padre ha recibido la vacuna, ayer se fue solo -pese al consejo de que fuera acompañado, que para eso es chaparro como el solo- y esperó pacientemente su turno en el coche hasta que le inocularon la vacuna y se fue tan campante. Luego será ella, mi madre, y el resto de integrantes de la familia los que pasemos a engrosar las listas de inmunizados.

Y para entonces, cuando nos llegue el turno a todos -si es que nos llega-, será el final de lo que ha sido una lenta y desesperante espera, mientras que la cuarta ola avanza y el estado de alarma se acaba el 9 de mayo. En la columna de la semana pasada ya abordé ese mismo tema, pero han pasado siete días y la cosa no ha cambiado. Sánchez sigue erre que erre, que el estado de alarma se acaba el día de San Isaías y que las comunidades autónomas tienen mecanismos para evitar que el virus se expanda a sus anchas. Pues no deben habérselo explicado o simplemente lo desconocen, porque el presidente Sánchez no se ha movido un ápice de su postura -qué novedad- y puede que esté a la espera de que pidan por favor la prórroga del estado de alarma -su socio de gobierno vasco ya se lo ha dejado entrever- y que él, dentro de su supuesta magnificencia conteste: "Venga, que si me lo pedís, pues lo prorrogo, que no sea por mí".

Sea como sea, a mi santo padre le cogerá vacunado y aspiro a que mi santa madre también. Que por ellos no quede y mi felicidad por su vacunación, tampoco.

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