Veredas livianas

Noelia Santos

nsgemez@eldiadecordoba.com

La tostada del domingo

Y las encuestas que digan misa, que la lógica tiene que primar y mira, a lo mejor prima

Se presuponía que en tiempos que exigen unión el arma a tener en casa para defenderse de los malos iba a ser el hacer piña. Que a lo mejor pensar en la comuna futura es presuponer muchísimo, que a ver con quién te juntas cuando mires a los lados y allí no estén tus amigos.

Mucha individualidad se intuye en quienes hablan a voces de espacios comunales para luego mirar con lupa el orden en el que colocarse en la fila. "Yo soy el histórico", "pero es que lo moderno gusta", "bueno, qué me decís de la horizontalidad".

Después hay quienes se enfadan cuando en una lectura que no requiere mucha introspección se habla de egos (siempre atribuidos a hombres, por lo que sea) y de imposiciones y de que quizá lo único en lo que se parecen los que hablan de comunidad es en querer liderar batallas que deben atribuirse a los que no ansían el cargo.

Todo esto, que tiene que ver con la izquierda y las elecciones, pero podría tener que ver solamente con la izquierda o solamente con las elecciones, provoca en los mismos términos hastío y enfado. Y a pesar de todo, cuando llega el día, el domingo, ese domingo, vas camino del colegio electoral y todavía te queda algo de aquella primera vez (fueron unas europeas, imagino que también tienen lo suyo). Y las encuestas que digan misa, que la lógica debería primar y mira, a lo mejor prima. Y qué poca gente ha votado a esta hora, bueno, irán después de comer. Pues qué va, que no han ido. Y a contar. Qué lejos la tranquilidad de esta mañana con el café, la tostada y las ganas de cambiar. El triunfo será no acabar llorando otro domingo más.

Al final, quién sabe. Quizá haya colas en las urnas y los números, siempre en contra, esta vez ayuden. Que ojalá los egos confluyan y que, si sale medianamente bien, nos traguemos que se inflen todavía más, pero en un campo poco minado. Aceptando el mal menor, que es una pena, pero imagina una pena más grande.

Pero para esto queda mucho. Muchísimo si se cuenta en minutos de campaña, ligeramente más largos que los minutos normales. Minutos de campaña que, viendo lo visto, estarán llenos de discursos muy similares, cada uno a una hora, cada uno en un punto de la ciudad. A ver si la tostada del lunes nos la podemos pedir juntas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios