Tiempos revueltos y convulsos, días frenéticos en lo de la cosa pública, posturas sorprendentes, giros radicales, mociones, dimisiones, convocatorias de elecciones, transfuguismo a deshoras y distancias con el ciudadano cuando menos toca. El foco en la banda del gestor, en la cosa del gestor -casi siempre en sus guerras- en lugar de ponerlo en la gestión y en los asuntos que preocupan hasta llegar a la angustia, en la vida del gestionado. Cuando menos toca.

Dificultades para seguir los ritmos, seguir con nuestra vida, comprar mascarillas nuevas y más gel, mantener distancias y enterarnos de cuáles son las medidas que acompañan al nivel de alerta en que se nos coloca; con un ojo puesto en lo que se podrá hacer y aceptando que no podremos ver a quien tanto necesitamos y, en esas estamos cuando de repente, noticias en estéreo que se ocupan de asuntos que en nada preocupan, que no incluyen solución alguna a los problemas que ahora todos compartimos.

Nadie me habló de Murcia, nadie me ha trasladado la atención que le prestaba a la política de la región. Y de repente, alerta, titular, conexiones en directo y moción. Ese era el centro y el todo. Cuando estábamos metiéndonos en el asunto, desgranando personajes e intentando enterarnos del quién es quién murciano, nuevo quiebro y la moción se quedaba sin apoyos. De Murcia a Madrid, pasando por aquí. Incredulidad por el atasco, por lo distante y por lo inoportuno del folclore político de estos días cuando menos toca.

Nadie me habló de Murcia, nadie me ha convocado a un café para abordarlo -ni este tema ni el de la Comunidad de Madrid- como el interesante asunto, porque no es lo que ahora interesa, porque no es de interés, porque no resuelve ninguna de nuestras angustias ni preocupaciones. Y en Madrid, Ayuso dimite, convoca elecciones y la izquierda aturullada y sin vestir. Mucha foto de lo que menos toca. Comportamientos distantes que nos alejan. Transfuguismo y desgaste de partidos en el ocaso cuando menos toca, silencios también inoportunos. En casa y a doble página, la procura de Timoteo, el zuncho de Ambrosio y cuando por aquí ya se asoma una adelantada primavera, cuando ya se intuye un incipiente olor a azahar, cuando tocaría estrenar en un domingo de ramos sin Borriquita, pilla a estas alturas a la Junta Local con el pen del anteproyecto del presupuesto.

Alejados en el fondo y en las formas. Con prioridades y urgencias merecedoras de atención y solución. Con necesidad de que unos y otros, aquí y allá, se centren en lo que toca.

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