La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El tesoro de la convivencia

"Hoy la prioridad número uno es la convivencia, como condición indispensable para todo lo demás", dice González

Se emocionó Yolanda Díaz hasta las lágrimas al comunicar que se le retira la Medalla al Mérito en el Trabajo a Franco y pedir perdón a las víctimas por la tardanza en hacerlo. Demasiada emoción para tan magro gesto. Retirarle una medalla a un dictador que murió hace 47 años no es para tanto. Lo fundamental se hizo hace entre 45 y 40 años, desde las elecciones de 1977 al triunfo del PSOE en 1982 que ahora tan malamente se conmemora pasando por el referéndum constitucional en 1978 y las primeras elecciones constitucionales de 1979. Quizás las lágrimas deberían saltársele a Yolanda Díaz al pensar en el importante papel que su partido, el PCE, jugó en la oposición al franquismo y la transición, y el mal -pero juicioso- pago que se le dio en las urnas: solo obtuvo 20 escaños en las elecciones de 1977, frente a los 165 de UCD y 118 del PSOE, y 23 en las de 1979, frente a los 168 de UCD y 121 del PSOE. Y las cosas no mejoraron después: en la histórica victoria de la izquierda en octubre de 1982 el PCE obtuvo cuatro escaños.

La emoción de Díaz al retirarle la medalla al dictador que lleva 47 años muerto y no tiene herederos políticos (ni siquiera Vox dice, al menos en voz alta, ser heredero de Franco y el Movimiento), cuya memoria ningún historiador reivindica o elogia, es un gesto vano por su exagerada utilización después que las más importantes distinciones -nomenclátor de calles y plazas, estatuas, honores- le fueran retiradas hace muchos años sin polémica.

Curiosamente es la izquierda más o menos socialdemócrata de Zapatero y Sánchez y los restos del PCE camuflados en IU y deglutidos por Podemos (aunque Díaz puede hacer que se les atragante el bocado) quienes mantienen vivo a Franco más allá de los serios estudios históricos que se le dediquen. En parte para identificar a la derecha democrática con el franquismo. En parte para crear -haciendo lo mismo que hizo el franquismo- un relato de buenos y malos en el que solo cometieron crímenes de guerra los franquistas. Afortunadamente, al no existir franquistas esto no daña la convivencia. Pero no será porque no se intente. Ojalá oyeran lo que dijo González anteayer: "Mi preocupación era recuperar la convivencia entre los españoles, en paz y libertad. Hoy la prioridad número uno es la convivencia, como condición indispensable para todo lo demás. Tenemos que preservar como un tesoro la convivencia".

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