La tasa

Por fortuna, correrá la misma suerte que el IBI sobre los pisos vacíos o la Mezquita

Fiel a su línea de actuación a lo largo de estos tres años de mandato, el Gobierno municipal ha lanzado una idea, más bien una mala copia de lo aplicado en otros lugares, con la que entretenernos. La nueva ocurrencia alentada por los hasta ahora denominados Ganemos (no está muy claro si son ahora Podemos, o Podemos Unidos, o la confluencia, o las mareas o vaya usted a saber) consiste en aplicar una tasa llamada turística no se sabe muy bien a qué, ni cómo ni cuánto ni cuándo. Por supuesto, no existe una propuesta articulada, trabajada ni mucho menos un estudio económico sobre las repercusiones de la aplicación del impuesto de marras.

No creo que la tasa turística sea siempre una mala idea y que deba ser rechazada en cualquier caso; doy la razón a quienes consideran que la experiencia en otros lugares demuestra que no necesariamente tiene un efecto disuasorio sobre los turistas; es evidente que los turistas -todos lo somos en algún momento- nos servimos de espacios y servicios públicos de las ciudades que visitamos.

La cuestión, sin embargo, es ¿es una buena idea en Córdoba en este momento? Yo diría que no sólo no es una buena idea, sino que roza, una vez más, la categoría del disparate. No hace falta tener un máster en turismo (me refiero a uno de los de verdad) para comprobar que esa tasa sólo se aplica en Europa en sus grandes capitales -y no en todas- o en centros turísticos muy consolidados e incluso saturados, como Florencia, Venecia o, en España, las Islas Baleares o Barcelona. ¿Está Córdoba en un plano de igualdad respecto a esos destinos?; ¿podemos permitirnos ser fiscalmente más caros que Granada, San Sebastián, Santiago o Málaga? Si hacemos un ejercicio de localismo propio de unos ultras futbolísticos quizá podamos decir que sí; si somos honrados en la respuesta concluiremos que no. Córdoba tiene un potencial turístico mayúsculo, pero sigue padeciendo el problema de la estacionalización, de la falta de algunas infraestructuras elementales y de la falta de definición de su proyecto. ¿No se les cae la cara de vergüenza a los socialistas cordobeses al apoyar la tasa turística después de visitar Medina Azahara?; ¿no se sonrojan los responsables del turismo al defender tal cosa cuando es casi imposible desarrollar nuevos proyectos por el caos en Gerencia de Urbanismo?; ¿nadie ha establecido un plan de prioridades en materia turística?

Por fortuna, la tasa correrá la misma suerte que el IBI sobre los pisos vacíos o que la reclamación de la titularidad de la Mezquita. Una vez más, entre la nada y el sectarismo, esperando otra ocurrencia....y que lleguen las elecciones.

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