CUANDO nadie duda de la crítica situación que atraviesan diversos sectores de nuestra economía, con la chorreante pérdida de empleo, es estimulante ver a una persona abrirse camino en el mercado laboral en situaciones adversas. Un becario de 72 años no es frecuente, la verdad. Éste es el caso de Primitivo Aznar, quien a sus 72 años hace prácticas en las Cortes de Aragón. Durante toda su vida quiso estudiar una carrera y hasta que no cumplió los 67 años no inició Derecho. Ahora, con la licenciatura bajo el brazo realiza el camino de muchos veinteañeros: trabajar de becario. Pero la peculiaridad de este caso hace que sean varias las preguntas que broten, como ¿cuáles son las espectativas laborales de Primitivo, cuando su edad se encuentra fuera del mercado laboral? ¿Buscará el Gobierno salidas a quienes legítimamente quieren hacer de jubiliados lo que no pudieron hacer de jóvenes?