La Rayuela
Lola Quero
La fiesta de Alvise
La esquina
Es el mejor. A Pedro Sánchez me refiero. El mejor en astucia, flexibilidad, resistencia y capacidad de convertir un problema en una oportunidad (lo que en modo cursi se suele llamar resiliencia). Lo ha demostrado una vez más con la formación de Gobierno. A la sociedad española Sánchez le ha dado un Gobierno; a Podemos se lo ha perpetrado.
Pasen y vean. Pablo Iglesias se las prometía muy felices cuando, a los dos días de las elecciones del 10-N, firmó el pacto de coalición con el PSOE. Pensó que su sueño de poder estaba colmado con creces: no sólo había abortado el final prematuro de su carrera política tras un nuevo retroceso en las urnas y el desafecto de sus aliados territoriales, sino que le arrancó a Pedro una vicepresidencia para él y hasta cuatro ministerios, no tres, mucho más de lo que estuvo dispuesto a aceptar en las negociaciones de la anterior investidura, la frustrada por el insomnio de Sánchez ante la mera presencia en su Consejo de Ministros de Unidas Podemos.
¿Qué ha hecho el presidente del Gobierno para cortar las alas a su vicepresidente? Todo. ¿Quieres una vicepresidencia? Te nombro tres más, serás uno entre cuatro. ¿Cuatro ministros? Pongo a dieciocho más, de manera que el peso y la relevancia de vicepresidencia y ministerios quedan devaluados objetivamente por número. Pero no es cuestión sólo de cantidad. Manejando a su antojo el organigrama y tirando de gasto, Sánchez ha dejado a los ministros podemitas en cueros, quitándoles competencias y reduciéndoles presupuestos. El de Universidades, Manuel Castells, se queda sin Ciencia y Conocimiento, y la de Trabajo, Yolanda Díaz, nada menos que sin Seguridad Social. A Garzón, el promotor de la liquidación de Izquierda Unida y su sumisión a Podemos, se le ha premiado su labor con un Ministerio, el de Consumo, que es cualquier cosa menos un ministerio, dedicado a hacer campañas contra el consumismo y aliviar la ludopatía y mendigando a las comunidades autónomas la posibilidad de poner multas. Al 22% de ministros puestos por Unidas Podemos les han correspondido un 14% de los secretarios de Estado. La gente podemita administrará menos del 10% del presupuesto. Todo por voluntad personal y expresa de Pedro Sánchez, al que Pablo Iglesias, acuciado por un instinto de supervivencia aún mayor que el suyo, se entregó en cuerpo y alma. Y encima, renunciando a su programa. Para servir a la socialdemocracia, antes blandengue y traidora.
También te puede interesar
La Rayuela
Lola Quero
La fiesta de Alvise
La ciudad y los días
Carlos Colón
Con la mentira por bandera
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Bárbara, el Rey, Jekyll y Hyde
Envío
Rafael Sánchez Saus
Columnistas andaluces de ahora
Lo último