Stefan Löfven se afilió al Partido Socialdemócrata con 13 años, su madre tuvo que dejarlo en una comuna porque carecía de recursos para criarlo, lo adoptó un matrimonio formado por un forestal y una cuidadora de ancianos. Estudió durante 14 meses un curso de soldaduras y pasó tres semestres en una universidad laboral. Trabajó hasta 1995 como soldador, se hizo sindicalista, después fue secretario general del Partido Socialdemócrata y hoy es el primer ministro de Suecia. Primer ministro de uno de los países con los índices más elevados de desarrollo humano. Ése es el currículum de un líder socialista, España no podría permitirse un presidente del Gobierno de profesión soldador. Un bonito currículum lustra carreras mediocres, tapona agujeros biográficos, bautiza ilustres ignorantes, disfraza a los embaucadores y blinda a los mentirosos. Hay profesores dispuestos a vender estos crotales de calidad, certificados de pureza de sangre que se cotizan muy bien en los mercados de la titulitis. Soraya Sáenz de Santamaría fue la número uno en sus oposiciones a Abogacía del Estado, ganó unas primarias, pero después la botaron. La cambiaron por un currículum arquetípico de cachorro de Nuevas Generaciones. O de Juventudes Socialistas, donde tampoco quedan soldadores. El único requisito es la ambición, de la blanca o de la negra.

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