Mensaje en la botella

A la silla de pensar en verano

Una cosas es reconocer la laborisidad de los políticos y otra que acierten siempre

El curso político se da por acabado. Aquí no importan rebrotes ni historias, aunque es de suponer que los poderes públicos estarán de guardia por si la situación se sigue agravando. Los políticos -la mayoría- tratarán de abrir un pequeño paréntesis de descanso en el mes de agosto, tras una primavera y un inicio de verano para olvidar, un tiempo en el que hemos sufrido -y lo que queda- una de las peores crisis de nuestra historia, tanto en el ámbito de la salud como en lo social y en lo económico. Unas semanas para desconectar, para intentar relajarse y cargar baterías de cara al mes de septiembre.

En esta ocasión, nuestros dirigentes nos lo han puesto difícil a la hora de evaluar lo que ha sido su gestión de la cosa pública, de lo que es de todos (aunque a algunos parece que se les olvida). Porque lo vivido es tan excepcional, que uno corre el riesgo de excederse en la crítica o de ser demasiado condescendiente ante los errores, que también los ha habido. Por ello, en lugar de calificar, me atrevo más bien a recomendar a nuestra clase política que se retire a su descanso estival con la mejor de las predisposiciones para revisar lo ya pasado y con propósito de enmienda de cara al futuro.

Empezando por esta Córdoba nuestra, pues arrancaremos en un mes con un equipo de gobierno remodelado, eso sí, solo en la parte que corresponde al PP, porque en Ciudadanos tienen claro que no lo necesitan. Allá ellos. El tiempo dirá si los cambios son acertados o no, pero como consejo, tanto el alcalde de Córdoba, José María Bellido, como la primera teniente de alcalde, Isabel Albás, deberían reflexionar sobre lo que fue su comparecencia del viernes para hacer balance, con una exposición de hechos y decisiones sin la más mínima autocrítica y en la que dibujaron un escenario casi perfecto de lo que debe ser la gestión. Vaya por delante que reconozco la laboriosidad de la mayoría de los concejales del equipo de gobierno, pero una cosa es trabajar mucho y otra muy distinta acertar siempre. No se trata aquí de hacer un listado de los puntos débiles de PP y Cs, que para eso ya está la oposición, o al menos parte de ella, porque algunos ni están, ni se les espera.

A recapacitar me gustaría mandar también al ministro de Sanidad, Salvador Illa, para que nos explique ese fenómeno casi paranormal de consultar decisiones con un grupo de expertos que no existe. Vivir para ver. Al consejero de Educación, Javier Imbroda, pues que se deje de chulerías y que garantice una vuelta al cole ordenada y sin riesgos, porque la sociedad andaluza está muy preocupada ante su pasividad.

Y a quienes representan a Córdoba con un escaño en el Parlamento andaluz, en el Congreso o en el Senado, pues que menos postureo, más trabajo y que defiendan propuestas para esta tierra, que falta hace. Que todos, si es posible, se levanten de sus cómodos sillones y pasen por la silla de pensar.

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