La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

El silencio de los corderos

El Fernando Simón de Casado no sería un héroe de nuestro tiempo ni le harían camisetas: lo correrían a gorrazos

En esa distopía de un Pablo Casado inepto y carca instalado en la Moncloa en plena pandemia no conseguíamos ayer imaginar unos sindicatos callados como hetairas y sordos como tapias tras saberse que entre abril y junio se destruyeron un millón y pico de puestos de trabajo.

Tampoco cabe pensar que las plataformas de defensores de la sanidad pública, las asociaciones de consumidores, las organizaciones feministas, los ecologistas y otros activismos normalmente ruidosos hubiesen enmudecido ante un Gobierno Casado, o Casado-Arrimadas, como lo han hecho ante Sánchez-Iglesias. Con estos elementos de juicio: el Ejecutivo tardó un mundo en reaccionar ante la pandemia, improvisó y rectificó en las primeras semanas, no ha sido capaz de contar el número de muertos (dos organismos oficiales lo cifran en 45.000 desmintiendo al propio Estado), no ha sabido proteger durante mucho tiempo al personal sanitario y nos ha colocado en el pelotón de cabeza de los países con más infectados en proporción a su número de habitantes.

¿Ustedes creen que con este panorama Casado podría sacar pecho y hacerse ovacionar por aquellos que le deben el cargo sin ser escarnecido y vilipendiado por los españoles? ¿Y qué me dicen de artistas e intelectuales abajofirmantes? Si un Casado gobernante hubiera mandado varios meses bajo el estado de alarma y sus seis prórrogas, ¿acaso no estaría denunciado por autoritario en papeles y tribunas y llevado por liberticida ante el Tribunal de Estrasburgo? ¿No se habrían echado muchos miles a la calle con lemas como Nunca mais o se echarían ahora que los contagios vuelven a ser tantos como en mayo y no hay rastreadores suficientes para controlar los rebrotes? ¿Alguien duda de que Casado, Cayetana y demás estarían sometidos al merecido jarabe democrático de los escraches buenos -los hay malos y reprobables, como el de Monedero en Sanlúcar- por su nefasta gestión?

Piensen también en el hipotético Fernando Simón de Casado. Seguro que no sería una estrella mediática ni un héroe de nuestro tiempo, ni se imprimirían camisetas con su rostro. Después de haberse equivocado tanto, mentir sobre las mascarillas y confundir a la gente, seguro que nadie le reconocería su esfuerzo y sus desvelos. Sería corrido a gorrazos por ineficaz y servil vocero de Casado, el causante de 45.000 muertes. Así se escribe la Historia.

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