Tiene nombre de movimiento musical o de programa de una determinada cadena de televisión con el logo de color verde, pero no. La sexta ola lleva nombre de coronavirus y es esa gran amenaza que nos ha aguado la fiesta desde antes de la Navidad. Pensábamos que esto de convivir con el virus se iba a hacer más natural, más cotidiano a fuerza de sufrirlo, pero si algo nos ha enseñado el covid es a vivir el día a día más que nunca. Quien no lo haga así, se está equivocando. Nadie está a salvo de esa ruleta rusa en forma de bicho que acecha para infectarte. Ni siquiera te salva estar vacunado. En los últimos días, en Córdoba, los contagios se han desbocado y se están contando en cifras muy cercanas al millar -por arriba y por debajo-, algo que hacía muchos meses que no ocurría. Con ello, el riesgo se ha disparado tanto en la capital como en la provincia hasta ser extremo, amenazando la vuelta a la nueva normalidad de las celebraciones navideñas. Lo de Córdoba, lógicamente, es un reflejo de lo que está ocurriendo en España y en todo el mundo después de que esté dando la cara una variante aún no lo suficientemente conocida llamada ómicron, de la que los expertos aseguran que es mucho más contagiosa y se extiende más rápidamente que sus antecesoras. Algunos países, como Holanda, ya se enfrentan a ella con la vuelta al confinamiento estricto -cuando veas las barbas de tu vecino cortar pon las tuyas a remojar-.

Con este panorama, son difíciles de entender algunos comportamientos que seguramente todos conocemos, como no darle importancia a que hayas estado en contacto con un positivo y hacer vida social como si nada de ello hubiera ocurrido -algún caso conozco- o ser reacio a la utilización de la mascarilla en el momento que se sale a la calle aunque no se guarde la distancia de seguridad. Y con los contagios desbocados, cualquier cosa puede pasar en las esperadas fiestas. No estamos libres de que en el centro de Córdoba, en el espectáculo de luz y sonido de la calle Cruz Conde, nos deje de amenizar las navidades Mariah Carey, con su All I want for Christmas is you o que los Magos de Oriente aplacen para otra ocasión su cabalgata por las calles de la ciudad. "Barajamos todos los escenarios posibles", respondió hace unos días el alcalde de Córdoba, José María Bellido, preguntado sobre si se iba a suspender o no la programación navideña del Ayuntamiento. Lo que digo, vivir al día, no queda otra y, sobre todo, seguir haciéndole frente a la pandemia con el respeto que parece que le hemos empezado a perder. Mientras no nos concienciemos de verdad de que la única manera de combatir al covid es siguiendo a rajatabla todas las medidas que nos dicta la autoridad sanitaria y estando todos a una contra ella, seguirá aún más descontroada. Porque si algo nos ha enseñado esta sexta ola una vez más es la dificultad que existe para gestionar la pandemia, tanto política como socialmente.

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