Cambio de sentido

Cinco en una semana

Sólo los machistas se pueden sentir ofendidos por la existencia de la Ley de Violencia de Género

Se imaginan que en una sola semana asesinan a cinco periodistas y al hijo de uno de ellos por el hecho de serlo y que los autores (en apariencia) no formaran parte de la misma organización criminal? ¿Se imaginan que dicha ola de crímenes está precedida de un goteo incesante de asesinatos a periodistas a lo largo de los años? ¿Qué pasaría si en la última semana unos individuos hubieran asesinado a seis españoles por el único motivo de ser eso, españoles? Ahora, hagamos la prueba con deportistas, o con aristócratas, o con desempleados: cinco deportistas o aristócratas o desempleados, y el hijo de uno de ellos, asesinados en una semana. España entera saldría a la calle. Enseguida, habría una movilización internacional; el presidente daría una rueda de prensa pidiendo expresamente que no se organicen patrullas de vigilancia ciudadana, pues el Estado ha habilitado todos los mecanismos a su disposición; por fin habría consenso y unidad con el principal partido de la oposición. La masacre, prolongada en el tiempo, nos afligiría, labraría una herida profunda en la sociedad.

Cinco mujeres, una de ellas embarazada, y un niño de siete años han sido asesinados en una sola semana por sus parejas o exparejas. El móvil del crimen: porque era mía y porque quería dejar de serlo. No se ha paralizado el país. No lucen crespones en las banderas. No nos hemos echado a las calles. No estamos exigiendo responsabilidades a las instituciones competentes para ver qué ha fallado, porque la práctica está fallando. Quienes niegan la violencia machista y quieren derogar la ley contra la misma siguen sumando adeptos. Quienes decimos que esto no se puede seguir tolerando más, seguimos siendo exageradas o histéricas u odiadoras de hombres o qué sé yo. Me pregunto si los conductores se sienten tan interpelados y ofendidos con que exista una ley de circulación vial como ciertos hombres por el hecho de que haya una ley de violencia contra la mujer. Obvia y naturalmente, sólo se pueden sentir ofendidos por la existencia de la misma los y las machistas. Queda mucho camino por andar. La vuelta a la normalidad supone el regreso de la masacre.

Tras cada mujer asesinada, ¿cuántas hay que no llegan a la muerte pero pierden su vida?, ¿cuántas no salen del silencio?, ¿cuántas no pueden confiar en su entorno ni en el Sistema?, ¿cuántas sufren el ciclo desquiciante de la miel tras la hiel?, ¿cuántas más, para que despertemos, hace falta aniquilar?

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