Veredas livianas

Noelia Santos

nsgemez@eldiadecordoba.com

Que nos salven los Patios

No estamos dispuestos a perderlo todo y, puestos a rescatar algo, nos tiramos hacia el mayor activo

Mañana nos cobraremos lo que el coronavirus nos quitó en mayo, uno de nuestros bienes más preciados. Abrirán sus puertas los Patios, esto de forma figurada, porque quienes estarán ahí en primera línea serán los cuidadores. Lo harán 49, más dos recintos institucionales, una cifra similar a la que solía darse cuando la pandemia no existía. Parece que no estamos dispuestos a perderlo todo y, puestos a rescatar algo, como cuando se incendia nuestra casa y vamos a por las fotos, nos tiramos hacia el mayor activo que tenemos.

No sé qué tirón tendrán unos Patios desestacionalizados y con un virus circulando por ahí, aunque imagino que no tendrá nada que ver con las estampas de mayo, las del Alcázar Viejo rebosando turistas de mochila y bocadillo. Tampoco sé las razones exactas que han llevado al Ayuntamiento a hacer esto ahora, a convertir a la ciudad en un reclamo.

Cancelamos, como es lógico, la Cabalgata y el magnánimo espectáculo navideño de Cruz Conde cuando aún quedan meses para que lleguen, pero nos centramos en montar una fiesta que tendrá a miles de personas caminando por las calles y haciendo cola unas detrás de las otras. Quizá al Ayuntamiento lo mueva un no sé qué festivo, un toque de resiliencia frente a esto que nos ha tocado vivir, puede ser que de verdad detrás de todo esto estén las ganas de seguir con la vida. Sin embargo, no son pocos los motivos que me invitan a pensar que quizá también se esté moviendo todo este asunto por razones económicas, por motivar el consumo en los bares y restaurantes, por llenar el Centro de gente que se meta en alguna tienda y haga gasto.

Sean cuales sean las razones para abrir más de 50 patios en plena pandemia y se tomen cuantas medidas de seguridad se quieran tomar, esto es una temeridad. Y ojalá todo transcurra con éxito y nada negativo se extraiga de celebrar la vida celebrando los Patios, y ojalá también los bares se llenen de gente consumiendo y respetando hasta la más mínima de las medidas sanitarias impuestas.

Cuando se está quemando nuestra casa y vamos a por las fotos nadie nos puede echar nada en cara, aunque seguro que si no somos capaces de recuperarlas llegará el momento en que pensemos que actuamos de la mejor manera. Ojalá no se queme nada.

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