Un respeto, señor

Las decisiones judiciales merecen respeto, señor Iglesias. Tenemos que acatarlas. Es lo que hacemos los demócratas

Acaba de ser publicada sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN), mediante la cual se pronuncia sobre el polémico y escandaloso asunto conocido como La Manadas que, como es de dominio público, sometieron a una joven a un calvario de humillaciones e indecencias. La diligencia mediática que el caso despertó auguraba una cascada de críticas -ya a favor, ya en contra de la misma- que ya a nadie habría de sorprender habida cuenta de la naturaleza del caso.

La "crítica" de estos escandalosos supuestos contribuye, en general, al esclarecimiento de los hechos objeto investigación. En consecuencia, puede resultar ser una herramienta de extraordinaria valía para el esclarecimiento de los hechos objeto de enjuiciamiento. Pero ello sucede así siempre que la… "crítica" sea ejercida en sus justos términos. Porque, en caso contrario, puede devenir en algo muy peligroso, nefasto, detestable: En el… "adoctrinamiento", que es cosa bien distinta.

Concretamente, en el superpuesto caso de La Manada, las críticas vienen siendo casi generalizadas. Casi nadie está de acuerdo con la sentencia dictada pese a ser condenatoria. En estos supuestos de disconformidad, siempre cabe la posibilidad de recurrir ante las instancias superiores. Es lo que procede por los cauces legales preestablecidos. Porque, jurídicamente, las resoluciones judiciales solo pueden ser calificadas de justa o injustas. Si son o no conformes a Derecho. En todo caso, siempre podrán ser recurridas por quienes se consideren legitimados para ello.

A tenor de lo publicado, sabemos que, para Pablo Iglesias, la sentencia a la que aludimos no es más que una "vergüenza que demuestra que el machismo está instalado en los tribunales".

De la simple lectura del texto entrecomillado, se desprende, con la claridad del sol de mediodía -en el decir de Las Partidas- que el señor Iglesias debería rectificar sus palabras y lavarse la boca con una miaja de sosa cáustica, porque atribuye al juzgador la condición de "machista" y, con ello, lo convierte en parcial. Ouséase: en prevaricador.

Obviamente, es de esperar que la Fiscalía adopte las medidas que considere justas respecto de estos comportamientos. En todo caso, las… decisiones judiciales merecen un respeto, señor Iglesias. Tenemos que acatarlas. Es lo que hacemos… los demócratas. Los que aún quedamos.

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