Mensaje en la botella

Los recuerdos

El 2020 debemos conservarlo en la memoria para recordar todo lo que hicimos mal

No sé cuántas veces hemos escuchado en las últimas semanas -incluso meses- que este 2020 que está a punto de expirar es un año para olvidar. Se entiende perfectamente lo que se quiere decir con esta frase, porque ha sido uno de los periodos más difíciles de nuestra historia reciente por culpa de la crisis sanitaria del coronavirus. No será un servidor el que trate de matizar nada a los que así piensan, pero visto lo visto, me atrevo a formular un planteamiento diferente, en el sentido de que debe ser un año para recordar. En primer lugar, por la razón ya expuesta de que nunca antes habíamos visto una situación igual. Pero además, si queremos de verdad que lo ocurrido no se vuelva a repetir, deberíamos guardar todos en nuestra memoria muchos de los acontecimientos que se han ido desarrollando.

No podemos olvidar a los miles y miles de personas que han muerto en nuestro país a causa de la pandemia, de los que más de 500 son cordobeses. Por respeto a ellos y a sus familias, deben estar siempre en nuestro recuerdo. Tampoco a los que, pese a salvar la vida, arrastran secuelas que permanecerán en el tiempo y para los que, desgraciadamente, parece que no habrá vuelta atrás. Y, por supuesto, a esos familiares que han llorado en silencio la pérdida de sus seres queridos, apenas sin consuelo, y que ni tan siquiera pudieron dar un adiós digno a los suyos. Ni a nuestros sanitarios.

Y luego está el análisis que todos deberíamos hacer de lo que ha sido la gestión de esta calamidad del covid-19, las incongruencias, desatinos y escasa capacidad -justificadas en algunos casos y censurables en muchos otros- por parte de nuestros gobernantes, que no han estado a la altura que todos esperábamos. Como se ha dicho alguna vez en esta tribuna, hemos tenido el infortunio de sufrir la peor crisis sanitaria que recordamos con los políticos más mediocres de nuestra reciente etapa democrática al frente, y que se salve el que pueda. Más bien, ninguno. A las pruebas me remito.

El tercer factor a tener en cuenta - y no menos importante- es que en esta ocasión no se ha tratado solo del desatino o incapacidad de nuestros gestores públicos, sino que ha habido una corresponsabilidad ciudadana indudable que ha provocado que el virus se haya propagado de manera incontrolable en determinados periodos. En nuestra retina deben de quedar también imágenes poco edificantes, como esas aglomeraciones que se han visto en demasiadas ocasiones en pueblos y ciudades de Córdoba, como por ejemplo la tarde del 24 de diciembre, para no irnos muy lejos. Así las cosas, mejor que no olvidemos este 2020. Debemos conservarlo en la retina para que recordar lo que hicimos mal. Lo único bueno es que el año se cerrará con el proceso de vacunación ya en marcha, pero eso no debe impedir repasar nuestras miserias. Haberlas, haylas. Demasiadas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios