LA colocación en el día de ayer de una réplica del giraldillo en una torre que reproduce palmo a palmo la que hay junto a la Catedral sevillana ha levantado la liebre sobre la existencia de un pueblo kitsch en la provincia de Tarragona. L'Alborç, que así se llama el municipio en cuestión, presume de tener réplicas de excelente calidad del arte andaluz. Por una parte está la Giralda presidiendo con descaro el horizonte de la población; por otra está la reproducción de los mejores rincones de la Alhambra, y todo ello adobado, cómo no, con detalles de nuestra Mezquita-Catedral, en donde no faltarán los arcos bicolores que presiden los escudos y logotipos de todo colectivo cordobés que se precie de tal. En L'Alborç están orgullosos de tener un souvenir de tamaño gigante que, a buen seguro, no es capaz de reproducir la emoción de estar bajo la Giralda, de pasear por la Alhambra o de sentirse eterno entre las columnas de la Mezquita.

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