La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Tu problema eres tú, Pedro

Tiene un mantra: la culpa es siempre de los otros. Las mayores, del PP; las otras, de sus subordinados

Cuando un partido alcanza el poder siempre se producen tensiones entre los militantes que lo ejercen desde el Gobierno y los que permanecen en la dirección del partido. Es lógico. Los gobernantes tienen que afrontar los problemas reales y cotidianos de todos los ciudadanos y los dirigentes partidistas tienen que defender sus programas electorales y ocuparse más bien de los votantes propios.

Hace falta mano izquierda de unos y otros para convivir fructíferamente. Si los ministros se someten perrunamente a su partido, no gobiernan para la gran mayoría de la población que no los votó. Si los líderes de partido se limitan a aplaudir a sus compañeros gobernantes, incumplen su obligación de llevar la voz de la sociedad a los aledaños del Consejo de Ministros y volverlo sensible ante las inquietudes y demandas de la calle.

Los conflictos se suavizan por el hecho de que el presidente del Gobierno suele ser el líder del partido gobernante. Encarna las dos legitimidades. Lo malo es cuando el encargado de la doble función no la ejerce con serenidad y equilibrio, sino como pollo sin cabeza, dando bandazos y yendo de un extremo a otro, según cree que le conviene en cada momento.

Es, obviamente, el caso de Pedro Sánchez, que accedió épicamente a la secretaría general desafiando a los viejos caciques del partido y ahora lo maneja en plan Bonaparte y vacía de contenido sus estructuras (comité federal, consejo político federal, ejecutiva), que ya son sucursales del Gobierno, sin vida propia ni influencia.

Su excusa es que el PSOE no ha sabido comunicar a la sociedad los logros del Gobierno en estas crisis pavorosas que le han tocado y, por tanto, no ha cumplido con su primer deber que es, ciertamente, defender al Ejecutivo. Tiene un mantra: la culpa es siempre de los otros. Las mayores, del PP; las otras, de sus subordinados. Por eso se ha cargado a la práctica totalidad de los que le acompañaron en su travesía del desierto. Tampoco es que sea rencoroso, porque rescata a sus antiguos adversarios si considera que ahora le interesa tenerlos cerca.

Pero es él quien ha engañado a la opinión pública, ha gobernado con los que gobierna, ha indultado a los golpistas, corteja a los socios más impopulares y cultiva una falta de empatía que lleva a mucha gente a olvidar unas cuantas cosas importantes que su Gobierno ha hecho bien. El problema eres tú, Pedro, como le espetó Susana Díaz.

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