Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

'Su persona', de vacaciones

Hablar de sí en tercera persona o como 'mi persona' es de un merengue que se indigesta

Si quieres saber cómo es fulanito, dale un carguito. En demasiadas ocasiones, la humildad -si es que la había- de fulanito se volatiliza en unas semanas. Durante el tiempo que le duró un mandato local sufrí con verdadera vergüenza ajena a un conocido que comenzó a hablar de sí mismo en tercera persona, mientras gesticulaba y perpetraba inflexiones y silencios al narrar, para horror de sus interlocutores, la cosa más nimia como si estuviera descrifrándonos la semántica de los agujeros negros. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se refiere a sí mismo como "mi persona". Debemos recordar que Sánchez fue abochornado por los barones de su partido y alguna presidenta autonómica, y que gestó su Manual de resistencia maquinando su "Volveré" cual Schwarzenegger en Terminator. Esos golpes dejan huella en su persona y en la de cualquiera. Pecadillos de vanidad, faltas leves, un par de padrenuestros, y al patio a huir.

Lo que es pecado mortal es que mi persona esté de vacaciones con la que está cayendo. Al pueblo serrano donde me encuentro -de vacaciones; por suerte para todos no soy presidente- acaba de llegar una remesa de chavalas que han importado el coronavirus de Ibiza (no te cortes de nada, criatura, hay que divertirse aunque hayan muerto más de cuarenta mil personas por el virus). A los malos estudiantes se los deja sin vacaciones, y hasta se los mandaba a un internado en tiempos de oprobio pedagógico. Pero el presidente, su señora y su séquito van de palacio de Patrimonio en palacio de Patrimonio. No se sabe qué va a ser de la enseñanza de los niños y niñas, la economía está noqueada y los rebrotes son algo más que preocupantes excepto para los majaras negacionistas, que se dan trazas de iluminados del Apocalipsis. Y el presidente, de vacaciones, apuesto a que con el sentimiento del deber cumplido. Ese prócer que es vergonzantemente aplaudido por su gabinete y un tercio del Parlamento al llegar de Bruselas tras acordar la UE -Alemania y Francia, a qué engañarse- la liberación de ayudas y préstamos para que no se caigan los palos del sombrajo comunitario por causa del Covid-19. Y claro, aplauden los zotes y los pelotas a su persona... y el hombre siente que tras su hazaña de Maquiavelo se merece unas vacaciones, y no cortas.

Este domingo -en el propio El País- un panel de expertos califica de mucho más que mejorable la gestión del Gobierno en la pandemia. Desde el exterior se nos califica de todo menos de ejemplares: los peores. Y su persona, en bermudas y gorra blinder de verano.

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