La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

El pacifismo de Podemos

La soberbia intelectual y la superioridad moral autoinducida explican el abandono de Ucrania por UP, que favorece a Putin

Están en su perfecto derecho los ministros de Unidas Podemos -todos, excepto el de Universidades- al rechazar que España vaya a duplicar sus gastos en Defensa en los próximos años, aunque no se entiende bien por qué siguen trabajando a las órdenes de un líder tan belicoso como Pedro Sánchez, que, aparte de disparar el presupuesto militar, acaba de montarle una cumbre a la alianza militar promovida por Washington y de autorizar al imperio yanqui a traer otros dos destructores a la base de Rota.

Debe ser difícil la convivencia diaria dentro de un Gobierno cuyos dos socios discrepan sobre impuestos e inflación, ingreso vital y pensiones, leyes trans y prostitución, inmigrantes y orden público. Pero es imposible lograr su solidez y estabilidad cuando las discrepancias versan sobre la guerra y la paz, la estrategia internacional y el lugar de España en el mundo.

A lo que no tiene derecho Podemos es al permanente ejercicio de soberbia intelectual (implícita) y superioridad moral (expresa) con los que adornan toda su acción política. Piensen en su actitud ante la guerra de Ucrania. Se arrogan el monopolio del pacifismo porque son los únicos que rechazan enviar armas a Zelenski para que se defienda. Ellos son partidarios de la paz, todos los demás alimentan el conflicto; ellos prefieren los gastos sociales, los otros aumentan los gastos militares; ellos apelan a la diplomacia y la negociación, el resto al armamentismo y la muerte.

Lo que envuelve el celofán de este pacifismo a lo Pilatos es un extraordinario despliegue de desvarío político e insensibilidad moral. Negándole las armas que necesita se condena a Ucrania a rendirse al país extranjero que la ha invadido, masacrado y destruido. ¿Qué habría sido de Europa sin la resistencia antinazi? ¿Tendrían los aliados que haber aceptado sin lucha que Hitler decidiera sus destinos? ¿Qué ha sido del Bella Ciao ante el opresor? ¿Pedirían las Belarra, Montero y Echenique que nadie ayudara militarmente a una Cuba hipotéticamente asaltada por los yanquis? ¿La autodeterminación y la soberanía son derechos inalienables en Cataluña y Euskadi, pero no valen para Ucrania? Que recuerden a Churchill: la guerra es mala, pero la esclavitud es peor.

Nada tiene de progresista el rechazo a que Ucrania se defienda. Favorece objetivamente a Putin, quien, por cierto, no es nada soviético ni de izquierdas, sino el constructor de un Estado autocrático dentro de un sistema de capitalismo delictivo.

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