Mensaje en la botella

Una oportunidad para Córdoba

La Encuesta de Coyuntura Turística de Andalucía del Instituto de Estadística y Cartografía de la Administración autonómica que se publicó el viernes no deja lugar a duda: Córdoba es la provincia andaluza mejor valorada por los visitantes. Los datos corresponden al primer trimestre del año, si bien que en pleno mes de mayo -temporada alta en la ciudad- salgan a la luz estas cifras siempre es positivo, porque además de prestigio puede potenciar aún más el destino Córdoba. De ese estudio sobresale que la puntuación de nuestra tierra es de 8,4 sobre diez y que son los paisajes y parques naturales de la provincia, además de la atención y el trato que reciben, los que se llevan la calificación más elevada por parte de los turistas, con un nueve. El patrimonio cultural y el AVE se llevan un 8,9 y la seguridad ciudadana y entornos urbanos un 8,8. En gastronomía, los turistas dan a los restaurantes de la provincia una calificación de 8,4, y el alojamiento se lleva una nota de 8,3. En el otro lado de la balanza está que el gasto diario de los visitantes está entre los más bajos de Andalucía (55,8 euros) y que sólo acogemos al 6,8% de los viajeros que se acercan hasta Andalucía.

Me parece a mí que salimos bien parados de ese análisis, sobre todo porque son sólo datos y no se tienen en cuenta otros factores que, de alguna manera, también inciden en el impacto del turismo, aunque no de inmediato, sino de cara al futuro. Me refiero a la particular situación por la que atraviesa las entidades e instituciones que son las caras visibles del turismo en Córdoba y que poco o nada han ayudado en los últimos meses a exportar una imagen de unidad de esta actividad económica. Así, resulta que en el Ayuntamiento de la ciudad -según el secretario del Pleno- tenemos dos entes de gestión turística, pero que ninguno de ellos está operativo. A la Delegación de Turismo se le espera cada vez en menos sitios y ni siquiera está a veces. Los empresarios del sector se han visto envueltos en una guerra de la que poco se habla ahora pero que ha resquebrajado su posición por aquello de ver quién tiene más protagonismo e influencia. Siguen haciendo falta hoteles y, los que hay, ya sabemos qué tarifas aplican cuando llegan determinadas épocas del año, con precios casi inaccesibles.

Y pese a todo, somos los mejor valorados. Ni que decir tiene que si tuviéramos la capacidad de hacer las cosas un poco mejor, no sé hasta donde podríamos llegar. A ver si alguien se sonroja y se da cuenta de que el tren sigue pasando y que todavía tenemos la posibilidad de cogerlo. Como sentenció Winston Churchill, "un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad".

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