LA Filmoteca de Andalucía ha sido hasta ahora la última de las migajas que la Junta repartió por las distintas provincias para ahorrarse el agravio de la centralización administrativa. La Filmoteca de Andalucía ha sido hasta ahora un caserón escondido en un lugar privilegiado que de vez en cuando se convertía en actualidad porque era visitado por algún actor, algún director de relumbrón. La Filmoteca de Andalucía ha acumulado en los últimos tiempos críticas de sus asiduos por una excelente programación que podía dar más de sí. Ahora, con la llegada de Pablo García Casado se abren las ventanas a la esperanza de un impulso en una institución medular en la vida cultural de la ciudad. El maridaje del cine y la poesía promete buenos resultados, porque el nuevo director llega al cargo con tantas ganas como bagaje para darle a la Filmoteca el impulso que siempre ha necesitado. Enhorabuena.