Esta Semana Santa nos ha dejado unas imágenes muy preocupantes para el Estado Laico que somos. En el ámbito nacional, la guinda la han puesto cuatro ministros cantando este Jueves Santo junto a los legionarios El Novio de la Muerte, una pieza de cuplé convertida en canción legionaria por José Costa. El fundador de La Legión, José Millán Astray, íntimo de Franco, escuchó la canción e hizo que se adaptara la partitura a una canción de marcha. Desde entonces, la marcha acompaña a los legionarios al cortejo de la Congregación del Cristo de la Buena Muerte, por lo que muchos lo confunden con el himno de la Legión.

La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, el de Justicia, Rafael Catalá, el de Interior, Juan Ignacio Zoido, y el ministro portavoz del ejecutivo, responsable de Educación y Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, no asistieron a título individual a acompañar al Cristo de la Buena Muerte, sino que presidieron el acto como autoridades, pero no sólo eso, sino que incluso tres de ellos se animaron a corear este himno con olor a inmundicia franquista, sin pudor y sin respeto por el país aconfesional que gestionan.

En lo local, no nos hemos quedado atrás. Estos días hemos vuelto a testar la patente de corso con la que cuenta el Obispado y la Agrupación de Cofradías en lo que se refiere al uso de la vía pública y al maltrato al Patrimonio protegido. La Semana Santa es clave para la vida económica de la ciudad y las incomodidades que nos provoca a los que vivimos en el centro y no nos apetece que nos bañen en cera, las resolvemos saliendo de la ciudad cuando podemos o buscando rutas alternativas. Ese no es el problema, no es una cuestión de gustos. Los problemas que sufre nuestra ciudad son muchos otros, de tinte político, cultural, de movilidad y de seguridad.

Una carrera oficial que bloquea el Casco Histórico, que atenta contra el Patrimonio Protegido y que impide al turismo disfrutar de la ciudad, es imposible que se considere como adecuada o buena.

El delegado Cultura y Turismo de la Junta, Francisco Alcalde, ha reconocido que el montaje de palcos en el entorno de la Mezquita-Catedral "ha supuesto un riesgo" y ha apuntado que "no hubo tiempo para analizar el estudio" de la Gerencia de Urbanismo. No obstante, ha asegurado que se tendrá en cuenta "para la próxima Semana Santa". Ya podemos estar tranquilos. Ante todo esto me vuelvo a preguntar ¿quién está mandando en la ciudad? ¿Serán los novios de la muerte?

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