LA no visita de Muamar Gadafi a Córdoba será una de las noticias más interesantes del año. Recordaremos durante muchos tiempo el año en que el lider libio no vino a la ciudad. Mejor dejarlo así, para que pase al terreno de las leyendas ahora llamas urbanas -¿no las hay rurales, acaso?-. Todo lo que se ha dicho esta semana forma parte de un catálogo de situaciones inverosímiles dignas del personaje en cuestión. Desde la invitación de la Junta Islámica, con Mansur Escudero al frente, hasta la historia de la jaima o la de la provocación con el rezo en la Mezquita. A esto hay que añadir el papelón del Ministerio de Exteriores, el escaqueo del Ayuntamiento y de la Subdelegación , y las ganas de más de uno por hacerse una foto con Gadafi. Sea Mansur o sea quien sea, la jugada le ha salido genial: toda una semana hablando de una visita que, al final, no se sabe si se va a producir o no.

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