DE POCO UN TODO

Enrique / García-Máiquez

Los millones, lo de menos

EL premio gordo le tocó, como estaba cantado, a Cataluña, y al resto una pedrea de aúpa. Hay cosas que el dinero no puede comprar, para todo lo demás está Elena Salgado, que ha puesto sobre la mesa 11.000 millones de euros para desatascar el problemilla de la financiación autonómica. Un tercio de la pasta será, ya digo, para Cataluña, pero como en bruto se les da a todos más que antes, todos están encantados. Andalucía recibe 1.795 millones extra, que ascienden, según los cálculos de Griñán, sumándoles infraestructuras ya garantizadas, a 3.133 millones, ea.

Económicamente, este aluvión de millones no parece sostenible. Si la recaudación cayó arrastrada por el hundimiento de la economía, ¿de dónde sale tanto dinero a paletadas incesantes? Obviamente, del endeudamiento del Estado. Y como el Estado somos -siento comunicarle- usted y yo, la deuda será suya y mía. Nuestra y, porque no acabaremos de pagarla en la vida, de las próximas generaciones. Mucha modernización y progresismo, sí, pero el principio de la política del Gobierno es un castizo "Y el que venga detrás, que arree".

Todavía peor que los números es el numerito. Esto está siendo una piñata, donde España es la piñata. Los palos los ha dado el PSC con Esquerra en el papel de palo, pero, en cuanto se han desparramado por el suelo las chuches -los millones-, todos los barones (llamémosles así) se han tirado de cabeza como niños ansiosos. El espectáculo deja que desear: en una piñata los niños juegan contra los otros, no entre ellos, en una apoteosis a codazo limpio de egoísmo y avaricia.

Esta fiesta se monta con la intención de distraer al resto mientras Cataluña asegura su parte gorda, como una niña mimada. Lo ha dicho Zapatero: "Es importante que Cataluña se sienta cómoda". Eso, sin contar con que el País Vasco y Navarra no se rebajan a jugar porque ya tienen lo suyo en casa bien guardado en cupos.

La ejemplaridad de nuestros hombres y mujeres públicas (tanto da) vuelve a brillar por su ausencia. Con la crisis, las familias y las empresas tenemos que apretarnos el cinturón, pero las autonomías seguirán en Jauja y aumentarán sus presupuestos. Para las muy politizadas cajas de ahorros tampoco habrá miseria: el Congreso les ha aprobado un fondo de 90.000 millones de euros.

Lo más grave es lo que los millones disimulan. El sistema de financiación será más abultado, pero menos solidario. Se ha creado sobre la mecánica del "¿Qué hay de lo mío?". La nación de todos, sus proyectos en común, si quedan, la ilusión por el futuro, la igualdad entre los ciudadanos o la responsabilidad presupuestaria saltaron por los aires.

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