Mensaje en la botella

Un millar de razones para reflexionar

Hemos asimilado que alrededor del 25 de noviembre toca reflexionar sobre una lacra que nos azota y que, por desgracia, somos incapaces de parar, como es la violencia hacia las mujeres. Escuchamos cientos de mensajes apelando al sentido común, a la convivencia, a la justicia, a la humanidad, pero no encontramos una salida. Se trata de un asunto tan grave que debemos avergonzarnos como sociedad, ya que por mucho que nos aterrorice la muerte de mujeres a manos de desalmados y personas sin escrúpulos ni dignidad, que actúan como bestias y no como humanos, la impotencia sobresale sobre la capacidad de resolver el problema. Me gustaría encontrar las palabras adecuadas para ayudar a esas miles de mujeres, familias enteras, que se encuentran sumidas en ese mundo tan terrorífico como es el maltrato, pero me temo que el fin está aún lejos. Lo único que me queda es apelar al sentido común, reivindicar una sociedad justa e igualitaria, sin discrimación. Por ello, lo único que se me ocurre es transmitir cifras, datos que aunque parezcan fríos sirvan para alertar de que la violencia hacia las mujeres es responsabilidad de todos.

Así, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad cifra en 917 las mujeres asesinadas desde 2003 en España por los hombres con los que habían mantenido una relación de pareja. Las estadísticas reflejan, además, que menos de la mitad de estas mujeres habían denunciado antes al hombre que las estaban maltratando: fueron no obstante 399 las víctimas mortales de violencia de género que sí hablaron con las autoridades y 528 no habían alertado previamente de su situación de riesgo.

Mientras, 19 niños y niñas han sido asesinados por los hombres que maltrataban a sus madres desde el año 2013, cuando comenzaron también a computarse estas víctimas de la violencia de género que, conforme vienen denunciando las ONG de infancia, la padecen siempre en primera persona, aunque no se manifieste de forma física sobre ellos. En lo que va de año se cuentan 45 feminicidios, mientras que ocho niños han sido asesinados en este contexto de violencia de género sobre sus madres y otros 24 se han quedado huérfanos por los mismos delitos.

Poco más que decir. Sólo que hay casi un millar de tumbas en las que sentarse y reflexionar sobre qué estamos haciendo mal todos para que ocurran estas cosas. Todas y cada una de esas casi mil muertes son razones que justifican que esto tiene que acabar ya. Tendremos que seguir saliendo a las calles, lucir lazos de colores, levantar la voz. Ojalá que más pronto que tarde el 25 de noviembre sólo esté en nuestra memoria para celebrar la onomástica del día, en este caso santa Catalina. Espero que entonces sólo tenga que decir felicidades mamá.

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