Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

El 9 de mayo

Todos nos jugamos mucho cuando finalice el estado de alarma, pero más quien delegada las competencias

El 9 de mayo se celebra, entre otros, el día de San Isaías, que recibe el sobrenombre de "príncipe de los profetas" por augurar la llegada de Jesucristo. Hasta aquí todo bien y, quien se llame Isaías, pues mis felicitaciones por adelantado. Pero es que este año, quizá todos los Isaías que vivan en España también podrán celebrar, junto al resto de personas que residimos aquí, el fin del estado de alarma.

Digo podrían porque hasta entonces falta un mes y, oye la cuarta ola ya ha salido del banquillo al campo de juego y, por el momento, se ve que tiene ganas de jugar a la contra de nuestra salud. Y digo también eso de podrían porque una cosa es la aspiración de todos y otra la verdad. Con el 9 de mayo como fecha límite, yo ya pienso en el día siguiente, en ese maravilloso 10 de mayo en el que parece que vamos a despertar de esta pesadilla de la que todos queremos salir de una vez por todas. Así, de la noche a la mañana, de un plumazo, ¿van a desaparecer todas las restricciones como por arte de magia? ¿El temido y aún descontrolado SARS-CoV-2 va a decir que se va, así, de repente?. Son muchas las preguntas que se agolpan porque claras, claras, las cosas no están todavía.

Antes de que desaparezca el estado de alarma, hay que esperar a que el presidente del Gobierno rinda cuentas en el Congreso de los Diputados el 14 de abril -qué cosas- y quizá nos sorprenda con una nueva ristra de intenciones que luego no se cumplen o con frases de esas sacadas del laboratorio de creadores de contenido a sueldo para beneficio propio con las que mirar por encima del hombro a todos y quedarse tan pancho y sonreír como si tal cosa.

Todos nos jugamos mucho a partir del 9 de mayo, pero más quien delega las competencias a sabiendas, se lava las manos y pasa las competencias a quienes tanto las han pedido y luego se han visto demasiado apurados. Y es que, una vez que se agoten las restricciones del estado de alarma, el Gobierno de Sánchez puede autorizar o no a las comunidades a imponer -que sería más que nada mantener- las restricciones, pero para lo que es necesario un nuevo marco normativo. Estamos a un mes y no se ha hecho nada. En el otro lado, si los contagios se disparan de nuevo se podría prorrogar el estado de alarma, pero claro eso son palabras mayores, que ya costó bastante sacar el actual y la lección debería estar aprendida, o no, porque siempre hay quien se saca un as debajo de la manga.

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