En el tejado

F.J. Cantador

fcantador@eldiadecordoba.com

Lo malo de ser de Belalcázar

Lo malo de ser de Belalcázar, si es que hay algo malo -cosa que dudo- en ser zorruno -gentilicio popular con el que se conoce a los oriundos de ese municipio de Los Pedroches- es que el belalcazareño se ha acabado acostumbrando de tal forma a convivir con el majestuoso castillo que hace siglos le dio nombre al municipio y a su excondado, que su vista ha llegado en muchos casos a pasar desapercibida. Cuántas y cuántas veces el monumento ha parecido invisible a los ojos de los belalcazareños cuando les ha dado la bienvenida tras acceder por carretera a la localidad -o bien desde Hinojosa del Duque o bien desde Cabeza del Buey o bien desde Santa Eufemia-. Han sido demasiados años de abandono, los que ha sufrido una fortaleza que ha servido de escenario de juegos medievales de niños de muchas generaciones, demasiados años de abandono en los que los belalcazareños soñaban de forma utópica con un renacimiento de ese emblemático monumento en el que cuenta la leyenda que Miguel de Cervantes le leyó la primera parte de El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha a ese duque de Béjar, conde de Belalcázar y marqués de Gibraleón a quien le dedicó la obra por su papel de mecenas -como queda constancia en la primera página del inmortal libro-. Demasiados años de abandono, tantos que ya casi nadie creía en la resurrección de esa piedra granítica que lo compone y que parecía predestinada a convertirse en polvo para pasar a peor vida. Si no se cree en algo, se olvida.

No obstante, ese enfermo comatoso ya ha recobrado algo de vida. Su renacimiento empieza a ser ya un hecho después de que en 2018, diez años después de su compra a la familia Delgado, la Junta de Andalucía iniciara una primera fase de restauración de esta fortaleza del gótico tardío que cuenta con la Torre del Homenaje más alta de la Península Ibérica -con más de 47 metros-. Sí, habrá quien diga que se trata solo de un lifting, que el castillo necesita muchos millones para volver a ser el que era. Puedo estar de acuerdo con quien así piense, pero creo que la actuación que se ha realizado sobre este Bien de Interés Cultural ha sido muy importante, tanto que va a servir para, como tanto les gusta decir a los políticos, ponerlo en valor. Va a ser visitable en breve, con lo que eso puede suponer de bonanza económica para Belalcázar. Unas 300 personas van a poder comprobar mañana viernes 29 de noviembre de 2019 y el próximo domingo día 1 de diciembre -en visitas de tres turnos por día- esa majestuosidad de un monumento único que estaba condenado al peor apocalipsis que puede sufrir un castillo, la ruina, mientras que poco a poco en Belalcázar a los zorrunos la fortaleza ya no les parecerá invisible demostrando que no hay nada malo en ser de Belalcázar, al contrario.

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