La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

De mal en 'psoepeor'

La postura de Sánchez ante el desafío catalán es un disparate de incalculables consecuencias

Si en el día a día el PSOE no da pie con bola, frente a la gravísima cuestión catalana está demostrando una frivolidad, ignorancia y torpe oportunismo preocupantes. Un día se abstiene en Lasarte, donde Blanco fue asesinado, sumándose al PNV y a Podemos, permitiendo que Bildu bloquee una iniciativa del PP para condenar los asesinatos de ETA y honrar a la víctimas con motivo del 20 aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Otro día, Emiliano García-Page, con el visto bueno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ofrece a Podemos entrar en el Ejecutivo regional asumiendo la vicepresidencia para desbloquear los presupuestos. Desde Podemos se ha dicho que este acuerdo "pretende marcar la sintonía entre los dos partidos a nivel nacional".

Si estas cosas son graves, la postura de Sánchez ante el desafío catalán es un disparate de incalculables consecuencias. Sus propuestas incluyen un nuevo sistema de financiación, el reconocimiento a las aspiraciones nacionales de Cataluña, la mejora del autogobierno o el establecimiento de un Estado federal. Estas medidas, además de plantear graves problemas constitucionales e incurrir en las contradictorias vaguedades que mezclan el federalismo con las ocurrencias de la nación de naciones o la España plurinacional, son inútiles porque no satisfacen la exigencia de independencia.

La ignorancia de Sánchez es pasmosa. Recuérdese que Patxi López lo puso en un apuro cuando le preguntó si sabía qué es una nación. Sánchez respondió: "Es un sentimiento que tiene muchísima ciudadanía, por ejemplo en Cataluña, por ejemplo en País Vasco, por razones culturales, históricas o lingüísticas". López lo planchó replicándole que confundía "nación en términos jurídicos-políticos, que conlleva soberanía y, por tanto, la consecución de un Estado independiente y en la que estaremos radicalmente en contra los socialistas" con "nación en términos culturales, que es el sentimiento de pertenencia a una lengua, a una historia, a una tradición… que no lleva la consecución de ningún Estado". De poco sirvió el revolcón. Los militantes votaron a Sánchez. Y ahora nos vemos como nos vemos: el partido del que junto al PP depende la estabilidad democrática de España está liderado por quien confunde los distintos conceptos de nación. Ojalá que los discrepantes, como Susana Díaz, frenen este disparate. Aunque no lo creo, dada la actual situación del PSOE.

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