Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

La libertad no es esto

Creemos imprescindible lo que ni siquiera es necesario y tomamos por necesario lo superfluo

Que la libertad haya quedado reducida al egoísmo de hacer lo que me parezca demuestra el infantilismo de la sociedad opulenta en la que vivimos. Creemos imprescindible lo que ni siquiera es necesario y tomamos por necesario lo superfluo. Demasiados, que deberían actuar como adultos, lo hacen como niños que ni maduran ni parecen querer madurar. Y nos encontramos con una sociedad de peterpanes. Ser libre para divertirse o peor aún, como dicen algunos de ellos, para enfermar, es irresponsable, irracional y pueril. Si algo exige la libertad es responsabilidad en su ejercicio. Me los imagino con las luces encendidas en medio de un bombardeo porque son libres de jugar con la play, aunque el enemigo asole su barrio y mate a todos sus familiares, amigos y vecinos.

No hay libertad sin responsabilidad. Personal y social. Somos seres sociales. El ser humano no se entiende en solitario. Tendemos a vivir en grupo. Y los grupos requieren reglas que hoy nos damos libre y democráticamente. Como aprendimos de Roma, ubi civitas ibi ius. Donde está la ciudad, el grupo humano organizado, nace el derecho. Y una democracia, un estado de derecho, exige el cumplimiento de la ley, incluso de la que nos desagrada o aquella cuyos principios no compartimos. El procedimiento para cambiar las normas está establecido. Es claro y conciso. El parlamento y las elecciones libres de las que surge. El estado de derecho no se defiende llamando al incumpliendo de las normas. Difícil sería exigir a otros que honraran aquellas cuyo fin y medios compartimos, si incumplimos las que no resultan de nuestro agrado. Dura lex, sed lex. La ley es dura, pero es la ley. Y como tal debe cumplirse.

Pretender que se es libre de enfermar es una triste consecuencia de asimilar el capricho y el egoísmo a una manifestación natural de la libertad. La libertad es positiva, empática y luminosa. Somos libres para construir, para crecer, para salir unidos de esta terrible crisis que, inconcebiblemente, algunos no quieren ver, pero sí aprovechar para imponer su modelo de sociedad y Estado sin ser refrendados en las urnas. Se llaman defensores de la libertad y hasta se califican de luchadores. Pero la historia y el valor de otros que sí lucharon por la libertad frente a los totalitarismos, les ha permitido vivir siempre en democracia. Sólo espero que nunca tengan que poner su vida en peligro para reconquistar la libertad perdida.

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