En el tejado

F.J. Cantador

fcantador@eldiadecordoba.com

La lección de Rafa Nadal

Mucho se ha escrito de la victoria de Rafa Nadal ante el ruso Daniil Medvedev en el Open de Australia. Por lo que supone esa victoria, que el manacorí se ha convertido en el primer tenista masculino de la historia en alcanzar los 21 Grand Slam -sumados sus triunfos en los cuatro torneos oficiales mayores del circuito tenista internacional, el Open de Australia, Roland Garros, Wimbledon y el Open de Estados Unidos-. No hay que olvidar que hay tres mujeres que tienen más Gran Slam que él, Margaret Court, Serena Williams y Steffi Graf, con 24, 23 y 22 títulos, respectivamente. Por cómo ocurrió, remontando dos sets en contra para imponerse en cinco sets, demostrando que en esta vida nunca hay que rendirse ante la adversidad por muy duro que haya sido el golpe recibido. Y, sobre todo, porque también volvió a mostrar una vez más que es un ejemplo para los jóvenes y los niños, con esa humildad que le caracteriza y que nunca ha nublado el saberse un ganador. Rafa ya es un mito, lo era antes de lo de Australia, un mito como lo fue en su momento Manolo Santana, quien marcó el camino con su victoria en Wimbledon que luego siguieron los más grandes tenistas españoles y, por supuesto, también él. Como muy bien defiende el extenista Jordi Arrese, la victoria de Rafa ante Medvedev es, además de su 21 Grand Slam, una lección vital sin precedentes, "una final que hay que poner a los niños en los colegios" porque va mucho más allá del tenis.

Esa victoria me ha hecho volver la vista atrás para recordar aquellos tiempos en los que un grupo de amigos se pasaba los días de descanso de escuela y, posteriormente, de instituto jugando torneos entre ellos, intentando emular las gestas de los más grandes de aquel tiempo. Todos teníamos un espejo en el que mirarnos. Yo quería ser como John McEnroe, Manolo como Ivan Lendl, Carlos como Jimmy Connors, Julio como Vitas Gerulaitis y Daniel como Björn Borg. Tanto es así que cada uno de nosotros imitábamos los saques, los drives, los reveses y hasta las maneras de moverse en la pista de cada uno de nuestros ídolos tenísticos, e incluso sus comportamientos ante los fallos. Eran nuestro ejemplo a seguir, como Rafa lo es de quienes ahora disfrutan con sus victorias y lo acompañan también en sus derrotas. También, tras el triunfo del manacorí en Australia volví la vista atrás para preguntarme quiénes de los actuales monstruos de la raqueta serían los ídolos de aquellos chavales que jugaban a ser tenistas si les hubiera tocado ser adolescentes en esta época. ¿Federer, Djokovic, Nadal...? Tengo claro que muchos de ellos querrían parecerse al español, por lo que siempre ha representado y representa. Y es que cada uno de sus triunfos y cada una de sus derrotas son una gran lección de cómo afrontar la lucha diaria, esa lucha que jornada tras jornada nos toca enfrentar a todos.

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