Crónica Personal

La irrelevante Isabel Díaz Ayuso

En la izquierda hay miedo a Ayuso. Se nota en el ataque despiadado y en el empeño a identificarla con la extrema derecha

Provocó asombro cuando Casado la designó candidata al Gobierno madrileño, era una figura completamente irrelevante en el PP; pero más asombro causó Isabel Díaz Ayuso cuando se convirtió en presidenta y demostró que tenía voz propia, iniciativas propias y coraje para enfrentarse nada menos que al Gobierno central. Plantó cara a Sánchez cuando trató de imponerle las medidas con las que pelear contra la pandemia, cerró colegios cuando el Gobierno dijo que no se cerraran, compró material sanitario cuando se indicó que sólo el Gobierno central podía hacerlo, montó un hospital de campaña en pocas semanas, un hospital permanente antepandemias a pesar de las protestas, y se empeñó en tomar medidas anti-Covid que no obligaran al cierre de los negocios de hostelería y del comercio.

La irrelevante Ayuso se dio cuenta antes que nadie de que el pacto entre PSOE y Cs para presentar una moción de censura en Murcia no se quedaría ahí, y convocó elecciones en Madrid al mismo tiempo que echaba de su Gobierno a los consejeros de Cs. No se equivocó, ya estaba en marcha una moción madrileña. Pero esa iniciativa provocó que esa mujer irrelevante provocara una revolución política hasta el punto de obligar a Pablo Iglesias a abandonar el Gobierno y encabezar la lista de Podemos a la presidencia madrileña, ante el temor a que su partido se convirtiera en extraparlamentario; Arrimadas pidió a su principal valor en este momento, Edmundo Bal, que hiciera lo mismo en la lista de Cs y Ángel Gabilondo, con un pie fuera de la política, fue el elegido por Sánchez para encabezar la lista del PSOE, no había tiempo de encontrar una figura con mejor imagen.

En la izquierda hay miedo a Isabel Ayuso. Se nota en el ataque despiadado y en el empeño a identificarla con la extrema derecha. Pablo Iglesias ha dicho que hay que renovar los pactos de la izquierda a través de Madrid. Sabe que es su única posibilidad de supervivencia, la marca Podemos está devaluada, más aún desde que se ha sabido que tanto él como su mujer se han enriquecido de forma inexplicable. Sánchez por su parte ha advertido que el que quiera estar en el Gobierno de Gabilondo debe renunciar a los extremismos. Un toque a Ayuso, que podría necesitar a la extrema derecha, a Vox, para seguir de presidenta; pero sobre todo un mensaje tranquilizador para los posibles votantes socialistas: Gabilondo no gobernará con Podemos. ¿Se puede creer al presidente después de la famosa frase de que no dormiría si tuviera que gobernar con Iglesias? Lo ha hecho durante más de un año, y el resultado ahí está, desastroso.

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