EN esta ciudad llevamos una racha acostumbrado a que las cosas se inauguren antes de tiempo o que se reinauguren varias veces. Las prisas electorales hacen que los políticos no tengan pudor en forzar la máquina para abrir las puertas de una medalla que colgar del pecho en las vísperas inmediatas de la campaña. Esto es tan ley de vida como que el ciudadano es cada vez menos tonto. Pero como esto de las inauguraciones parece que se ha convertido en el juego de las siete y media que o te pasas o no llegas, el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Pulido, inauguró el viernes pasado la flamante sede de Eprinsa con más de 1.100 metros cuadrados que ya lleva funcionando varios meses. En este caso, la apertura llega con retraso y en las vísperas de unas fiestas en las que la gente está pensando en otras cosas. Lo dicho, que esto es como el juego de las siete y media.

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