Mensaje en la botella

Un impulso para Córdoba

La mayoría de proyectos de la provincia llevan años deambulando por los papeles

El curso político ya ha arrancado, lo que significa que los partidos retoman el trabajo parlamentario. Eso conlleva a su vez que toca ya mismo hablar de presupuestos para 2022, que es la guía de cualquier gobierno para el ejercicio que viene. Es de suponer que más allá de los acuerdos que se puedan obtener en las cámaras, el año próximo será generoso en partidas económicas, por aquello de que los fondos que vienen de Europa para paliar los efectos de la pandemia son muy cuantiosos y hay que ejecutarlos.

Está claro que, si todo ese volumen de dinero se canaliza adecuadamente, se podrán corregir algunos desequilibrios que algunos territorios están padeciendo en los últimos años, bien sea por el excesivo control del gasto público o por negligencia o ninguneo de los gobernantes de turno. Y ahí es donde Córdoba tiene la oportunidad de recuperar el espacio perdido, porque las necesidades de esta tierra siguen siendo muchas, con el agravante de que los proyectos pendientes están atascados en las cuentas de las administraciones desde hace tiempo.

En este periódico contábamos hace unos días las deudas que tiene el Estado con Córdoba en materia de infraestructuras y, más allá de que son numerosas, lo que llama la atención es que se trata de muy pocos proyectos nuevos. La mayoría de ellos llevan años deambulando por los papeles de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de forma testimonial y ningún gobierno, de ninguna ideología, ha sido capaz -o no le ha dado la gana- de desbloquearlos.

Uno de los más significativos es sin duda la conversión en autovía de la N-432, que cuando se haga pasará a llamarse A-81. Pasan los años, los lustros y las décadas y lo único que se consigue es encargar nuevos estudios informativos y anteproyectos que a su vez sustituyen a los que ya se habían elaborado anteriormente, pero que han caducado y han quedado desfasados. En fin, una vergüenza. Lo mismo se puede decir de la Variante Oeste, de la Variante Sur de la A-4, de la mejora de la línea del AVE, del Cercanías Villa del Río-Palma del Río, del Museo Arqueológico y algunos más.

Casi lo mismo se puede decir de la Junta de Andalucía, con la salvedad de que lo poco que hace intenta venderlo a bombo y platillo como si fuera casi una heroicidad por su parte. Luego, la realidad nos dice que cualquier desbloqueo de sus proyectos pendientes en Córdoba pasa siempre por un recorte sustancial sobre lo que originariamente se había previsto -léase Autovía del Olivar- o simplemente se elimina con la excusa de un lavado de cara -la Autovía a Jaén, que no se hará-.

Así las cosas, y pese a la poca fe que despiertan quienes representan a la provincia en las instituciones, las circunstancias presupuestarias que se avecinan pueden ser las mejores para darle a Córdoba el impulso que necesita, porque para pulsos ya no estamos.

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