Votante a secas: hoy no estoy de humor, así que me perdonarás que no adorne tu condición con un querido, estimado, o cualquier otro epíteto cortés al uso. Sabes lo que me molesta el cambio horario. Estoy deseando que llegue 2021 y Europa ordene no hacerlo, por fin (¡ojalá no se rajen, que lo aprobó el Parlamento!). Eso también me enfada. Me recuerda que las cosas importantes están pasando en la Unión y no estamos hablando de ello. Yo sé que la campaña ahora es la de las generales. Pero, créeme, por más que sea importante, que lo es, lo que es crucial, por lo que traerá consigo, es Europa y el Brexit, y está pasando. El problema es que ahí tenemos poco que elegir. Mira, yo creo que los brexiters hicieron a los británicos el timo de la hora, igual que el rollo chungo mío del cambio horario: les vendieron una moto, con trucos de artificio, y les dijeron que iban a avanzar cuando votaran salir, "a las dos serán las tres", pero nadie les explicó que: 1. En eso no hay ahorro de verdad, y 2. Amiguetes, avanzar solo en el reloj no es avanzar; parece, pero no es: perdéis, preguntadle a la almohada.

Algo así ha pasado allí. Todos los problemas de Gran Bretaña, muchos comunes al resto de la Unión y algunos propios, parecieron encontrar una causa general y una solución universal. Tipos como el impresentable Farage o el más peligroso Jonhson anduvieron repitiendo que la causa era Europa y la solución marcharse. Entonces, por arte de magia, que para eso Harry Potter es british, el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte sería la jodida Arcadia feliz. Tres votaciones del acuerdo de salida infructuosas y ocho alternativas diferentes, ocho, que tampoco han prosperado, sitúan al pueblo británico en el precipicio del Brexit sin acuerdo.

Ese escenario es brutalmente caro en términos de pasta para el Reino Unido y para el resto de la Unión (paséate por nuestra -todavía inexistente- frontera terrestre con Gibraltar o, mejor, visita Londres y pregunta). Políticamente debilita al propio sistema británico (ejemplar hasta la fecha, salvado el honor de su parlamentarismo por el gigante Bercow-Order!) y a la Unión Europea, el mejor y más audaz ingenio político de la historia mundial contemporánea, no obstante la baja calidad de su liderazgo actual.

Pues esto no se vota. Y, lo que es peor, nos hablan de un plan de contingencia para esa eventualidad, garantizando que estamos preparados. ¿Te lo puedes creer? Yo tampoco. La salida, amigo mío, es exigir con valentía que no la haya. Que May se vaya, que Corbyn la acompañe, que la gente vote otra vez quedarse y que una alternativa europea, valiente y comprometida, tome las riendas en la Unión para que el futuro merezca el esfuerzo. Y ya tenemos una hora menos. Sigue bien, al menos, inténtalo, a pesar de all of us.

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