POR montera

Mariló Montero

La hora del grillo

ESTA semana, al fin, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quiso dar por zanjada la tan larga como infructuosa polémica sobre esa palabra maldita: "crisis". Vale, hay crisis. Y ya ven que reconocerlo no es ser antipatriota ni nada por el estilo. Al pan, pan; y al vino, vino, que recomienda el a veces sabio refranero popular. Insistir en otra cosa era como incurrir en lo de aquel ágrafo del chiste capaz de entender sin aspavientos que los franceses llamasen pain al pan y vin al vino, pero que se asombraba y se sentía incapaz de comprender que al queso, que se ve que es queso, que huele a queso y que sabe a queso, los franchutes lo llamasen fromage. ¡Qué absurdos estos jodíos gabachos!

Lo cierto, ya digo, es que el reconocimiento del presidente ni acerca ni espanta nuestros demonios. La crisis, llámese como se llame, empezó por instalarse, antes que en la psicología individual o colectiva de los españoles, en la simple frialdad numérica de las cuentas corrientes de los ciudadanos...y las ciudadanas, of course. Bueno, sí, también en las libretas de ahorro. Y en las hipotecas. Y en las casas de empeño (los viejos montes de piedad de la posguerra). Y en los supermercados. Y en los chiringuitos de la playa. Y en las vacaciones. Y en las gasolineras a la hora de llenar el depósito del coche. En fin, eso.

Es cierto, me parece, que, por seguir con el refranero, más vale poner "al mal tiempo buena cara", pero la persistencia en evitar, que no negar, las evidencias, sólo conducía a cabrear al personal de a pie, que había empezado a sospechar en voz alta si el presidente era un ser caído del planeta Ummo.

A lo que vamos. Aun sin ser experta en etimologías, krisis, al parecer, viene del verbo griego krinein, que significa "separar" o "decidir". Krisis, por tanto, en la lengua de la koiné, de Pericles y de Ulises, es algo que se rompe y porque se rompe hay que analizarlo, de ahí que la palabra "crítica" significa análisis o estudio para emitir un juicio; y "criterio", razonamiento adecuado.

La crisis, pues, sería un momento de separación o ruptura que precisa, ¡ay!, de análisis y reflexión. Pues entonces, ahora sí, entiendo que la avería puede ser gorda. Si lo que el presidente Zapatero pretendía evitar era que se acercase el momento del análisis y la reflexión, en tal caso estaríamos abocados a exclamar aquello de "Houston, tenemos un problema". Más vale que en realidad no fuese eso, sino sólo un afán de ribetes paternalistas o de pura mercadotecnia electoral para mantenernos instalados en Jauja, en la isla de Utopía o en el país de Alicia y sus maravillas.

Es en estas situaciones donde un gobierno tiene la oportunidad de demostrar que no sólo es un retrato sonriente en una valla, ni un anuncio edulcorado de veinte segundos por televisión. Llegó la hora de ponerse a trabajar en serio y, si es preciso, de poner el gesto adusto y de tomar medidas eficaces, incluso si son impopulares. En fin, cualquier cos mejor que hacer lo de José Blanco, el cual, antes de que Zapatero mencionase, al fin, la maldita palabra, rectificó a tiempo cuando se le escapó en una emisora de radio lo de "la cri..." y se le quedó cara de grillo. ¡Cri, cri, cri!

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