La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

La hora de Arrimadas

La política jerezana es el mayor valor que tiene Cs pero en Cataluña erró y los trenes no pasan dos veces

La jornada del 10-N no sólo ha relegado a Ciudadanos como actor secundario en las negociaciones del nuevo Gobierno y se ha cobrado la cabeza de su líder -a partir de ahora ya no se podrá decir que en España nadie dimite-. También ha colocado al partido naranja en un momento crucial -determinante incluso para su propia supervivencia o desintegración- en función del papel final que tenga en el Ejecutivo que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han hilvanado en cuestión de horas.

La cura de humildad con que el PSOE y Unidas Podemos han salido de la repetición electoral ha tenido mucho que ver. Que hayan sido los líderes de los dos partidos de izquierdas quienes se hayan tomado en serio el desbloqueo sentándose a negociar, también. ¿Alguien pensó que con Carmen Calvo de interlocutora se podía alcanzar algún puerto? Más clave ha resultado aún que lo hayan hecho fuera de los focos de los medios y de las redes sociales. Con nocturnidad y alevosía. Sustituyendo los egos y la soberbia por responsabilidad y por prudencia.

El Gobierno no está hecho aunque sí perfilado. Los socialistas parecen haber renunciado a arrancar una abstención patriótica por parte del PP -en junio se descartó de plano y ahora sería aún más comprometida por el auge de Vox- situando como prioridad un Ejecutivo "profundamente progresista" que ahora tendría dos direcciones lógicas para avanzar en la suma: ERC o Cs.

En Cs se lamen las heridas sin entender del todo la dimensión del descalabro pero sin margen tampoco para digerir la pesadilla de una repetición electoral que ha evidenciado los errores de Rivera. Porque si hay algo que se ha constatado este domingo es que los críticos que han ido dejando el partido supieron anticiparse a la crisis. La España hiperfragmentada del 10-N, la que ha de enfrentarse al desafío catalán, no debería renunciar a explorar a un Gobierno que integre los 10 escaños de Cs por encima de los apoyos independentistas. Todas las miradas apuntan a Inés Arrimadas para refundar la formación, para que renazca de sus cenizas y para dar un giro de 360 grados en la formación que la resitúe en el centro moderado y liberal. La política jerezana de momento calla, pero ni España ni su partido ni ella misma se lo pueden permitir. Es el mayor valor de Cs y los trenes no pasan (más de) dos veces. Lo perdió cuando debió intentar gobernar en Cataluña y lo despreciará ahora si se mantiene de perfil.

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