Mensaje en la botella

La gente sabe lo que hay que hacer

Doctores tiene la Consejería de Salud y Familias, aunque a veces no lo parezca

El vuelco -que aunque esperado ha sorprendido- de la pandemia está provocando una situación de intranquilidad que ya creíamos superada. La buena evolución de la vacunación, con tercera dosis para los mayores y el primer pinchazo para los menores de 11 años, hacían presagiar una Navidad más o menos tranquila y de casi normalidad. Pero ya se ve que no. La sexta ola, esa que nadie quería admitir hace apenas una semanas, está campando a sus anchas por toda Europa, de manera que algunos gobiernos ya están aprobando medidas restrictivas de cara a las fiestas. En Córdoba, sin ir más lejos, tenemos 2.500 positivos nuevos en la última semana, más de 70 hospitalizados por covid y casi una veintena de pacientes en las UCI. Eso sí, apenas tenemos que contabilizar fallecidos, que es lo único positivo.

Con ese panorama, hace menos de un año se habrían adoptado una serie de medidas que, ahora, nadie se atrever a implantar. Para colmo, los comités territoriales se han reunido para decir que en Córdoba subimos a nivel 1 de alerta, pero que ello no implica ninguna restricción horaria o de aforo. Entonces, ¿qué más da que estemos en el 0, en el 1 o en el 2? En fin, doctores se supone que tiene la Consejería de Salud y Familias, aunque no lo parezca en ocasiones. La única solución que se ha puesto sobre la mesa ha sido la de exigir el pasaporte covid para la hostelería y espacios similares, un documento que, presuntamente, habrá que mostrar a partir de mañana si queremos tomar un café en el interior de un establecimiento.

Pero además, los expertos nos dicen que los números se van a ir agravando hasta mediados del mes de enero y que, de alguna forma, sería conveniente adoptar alguna decisión para cortar la cadena de contagios. Habrá que fiarse de ellos, pero la realidad que tenemos a día de hoy es que las administraciones se están mostrando muy timoratas a la hora de recuperar aquellas limitaciones de hace apenas unos meses. Sus razones tendrán, pero la sensación, como ya ocurrió con otras olas del coronavirus, es que aquí casi todos se ponen de perfil para no ser los primeros en aguar la Navidad al personal.

La prueba fehaciente de que estamos en un escenario complicado es que incluso ha vuelto a la palestra informativa el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, quien nos ha recordado que la ley obliga al uso de la mascarilla, "que claramente hay que mantener". Ha añadido que "sabemos que los ámbitos de mayor riesgo son los interiores, mal ventilados, con aglomeración de personas". Pero lo más llamativo es que Simón afirma que después de dos años de pandemia y con toda la información que se posee sobre el coronavirus, "no me parece que sea necesario, ahora mismo, obligar a muchas cosas" porque "la gente sabe lo que hay que hacer". Tiene razón, pero, ¿la gente lo quiere hacer? Esa es la cuestión.

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