Sí, querido votante, es como supones: hay algunas cosas que nos han dicho siempre y que son verdad verdadera. La Coca-Cola, ese producto del que tú y yo tanto creemos saber, magnífico en términos publicitarios, tiene desde el principio una fórmula secreta que solo conocen poquísimos. Es un mito vinculado al éxito.

Te digo esto al hilo del fichaje por parte de Ciudadanos de Marcos de Quinto para acompañar a Rivera en el número dos de las listas por Madrid. No voy a volver a darte la tabarra con las complicadas y azarosas tribulaciones que los partidos viven para seleccionar a sus candidatos, con primarias, sin primarias, por perversos sistemas de cooptación, qué más da… Tampoco de la vergüenza que nos hacen pasar. Ya hablamos la semana pasada de lo falsete que resulta todo eso al fin y al cabo y creo que a estas horas y en las que vengan después volveremos a sumar nuevas oportunidades para recordarlo. Lo que quiero hoy es que hablemos de la búsqueda de una fórmula de éxito.

Es evidente que el antiguo directivo de Coca-Cola en España y, luego, vicepresidente de la compañía a nivel mundial, ha tenido mucho éxito. Por eso, me parece extremadamente relevante en esta pre-campaña, ruidosa pero anodina, que se incorpore a un proyecto político con mucha ambición. No es lo normal aquí. Nos sorprende que gente brillante en sus ocupaciones fuera de la política acuda a la llamada del servicio público, porque han debilitado tantísimo el concepto que está intoxicado por un run-run constante: algo querrá, algo buscará. Nadie, casi nadie, se plantea que alguien quiera devolver a su país parte de lo que ha conseguido en su vida profesional, poniendo su experiencia al servicio e interés del común.

No se me escapa, y a ti tampoco, que los partidos buscan relevancia con los fichajes de fuera de la política, digamos, profesional. Es normal y legítimo. La imagen de triunfo personal, de capacidad profesional, de solvencia individual, que tengan los elegidos para ser fichados, y además acepten la invitación, es lo que quieren añadir a su oferta para que, si es posible, los electores, fijándose en su concurso, compren el todo por la parte. Es lo propio del sistema de partidos, vapuleados por sus propias torpezas. De Quinto y su incorporación con Ciudadanos me parece, por todo eso, algo nuevo.

Me gustó. Con la rotundidad del mensaje simple de la buena publi, señaló el comienzo de la fórmula buena: complicarse la vida. Dijo que no llegaba para que la política se la arreglase, ya la tiene resuelta, sino a complicársela, porque pierde pasta y, probablemente aquí, prestigio. Establece, si puedes, una proporción de este criterio en nuestros próceres. Ya. Da susto. Pues ésa es la diferencia de la fórmula: que hay muy poca sustancia así. Pero, en fin, sigue bien, amigo, a pesar de todos nosotros.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios