Luis J. Pérez-Bustamante

A falta de utopías que no falte la salud

ENTRE el estruendo de la última bomba que los enanos mentales de ETA han puesto en Bilbao en su enésimo intento de reventar la libertad de los medios de comunicación, la dureza de las imágenes de los niños que mueren víctimas del irreconciliable conflicto palestino-israelí en la franja de Gaza y los pésimos augurios de los organismos dedicados a la economía, a uno no le quedan muchas ganas de escribir una columna de buenos propósitos y paisajes idílicos. Y no es porque no los tenga, los unos y los otros, sino porque lo más responsable en estos tiempos es afrontar las cosas como vienen y no vivir colgados de sueños inalcanzables. Y eso que en la doble página que ustedes pueden ver más adelante en el periódico de hoy hay alguna que otra cosa cuando menos chocante. Cosas de ser un principal de la causa lleno de buenas intenciones.

Así que sólo le queda a uno la opción de plantear unos deseos normalitos y alejados de la utopía. Ojalá fuera posible que en la campaña electoral vasca para el próximo 1 de marzo sea realidad que los partidos no mercadearan con el terrorismo, que no hicieran de los muertos y los coches-bomba un motivo de debate y que fueran capaces de decir todos, peneuvistas y estrambóticos de Ezker Batua incluidos, que los descerebrados de las pistolas nunca encontrarán apoyo en ellos. Porque tiene toda la pinta de que visto por donde va el PP y hacia adonde apuntan las encuestas electorales -parece que el desalojo del PNV está más cercano que nunca- el personal va a volver a tirarse a la cara los muertos de uno y otro bando. Así que acabaremos hartos, asqueados y repugnados de todo.

Ojalá también fuera posible que alguien acabara por entender que mientras los israelíes respondan con bombas a los integristas de Hamas nunca solucionarán lo que allí pasa y no harán más que darle la posibilidad de rearme moral a quienes hacen de la Yihad su razón de ser. Tanto niño muerto por la locura de unos y otros no conduce a ningún lado, igual que esas visiones maniqueas que dicen que los israelíes son unos genocidas y los palestinos unos mártires -que le pregunten a los que no siguen a Hamas si esto es verdad.

Y, por último, ojalá que fuera posible que todos los popes de la economía mundial se hubieran equivocado en sus pronósticos de cataclismo tal y como lo hicieron en los que hablaban de vacas gordas. Que ya está bien de que cada día salga un agorero con corbata a decirnos lo mal que nos va a ir mientras él se lo sigue levantando caliente acierte o no.

En fin que ojalá que estas cosas pudieran cumplirse, aunque a la vista de la experiencia me da a mi que va a ser que no. Por eso, espero que por lo menos no nos falte la salud para contarlo y seguir denunciándolo.

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