José Aguilar / Jaguilar@Grupojoly.com

Las excusas de Zapatero

La esquina

07 de diciembre 2007 - 02:52

HAY un fondo de verdad en la explicación dada por Zapatero al inequívoco y estrepitoso fracaso de nuestra Enseñanza Secundaria, y hay también un fondo de filosofía reaccionaria y fatalista. Con tal de no estropear siquiera un poquito su mirada autocomplaciente Zapatero es capaz hasta de renegar de sus ideas de izquierda. Antes abjurar que admitir un fallo, renunciar a los principios que asumir una autocrítica.

Un fondo de verdad: venimos de siglos de incuria en materia educativa y cultural, partíamos desde muy abajo en escolarización y alfabetización, la baja instrucción de los padres propicia un entorno familiar negativo para los hijos y ningún niño, o casi ninguno, se acostumbra a leer si nadie lee en casa. Todo cierto. También lo es, sin embargo, que hace más de 30 años que se murió Franco y no podemos estar toda la vida culpando a la dictadura de las cosas que van mal. La herencia no da para tanto.

El fondo reaccionario y fatalista radica precisamente ahí, en la idea de que no se puede transformar la sociedad. El pensamiento progresista siempre se caracterizó por combatir en profundidad la tesis que lanzó un político decimonónico, creo que Bravo Murillo, de que España no necesitaba hombres que pensaran, sino bueyes que arasen. El socialismo, en concreto, nació aquí bajo la premisa de que la instrucción de las clases bajas las redimiría de su situación y sería la clave de su emancipación.

Resignarse a que los estudiantes tengan que reproducir las carencias formativas de sus padres es exactamente lo contrario. Además de falso: en los años de la transición democrática muchos padres sin formación se sacrificaron para que sus hijos la tuvieran, se valoraba el esfuerzo personal y se sacralizaba el estudio. Se consideraba un mérito sacar adelante una carrera cuando se procedía de los estratos sociales inferiores, y lo era sin duda. Ahora, no. Se ha roto esta cadena de superación generacional, y la responsabilidad será seguramente de todos, pero también de los gobernantes.

Si toda la explicación de que estemos como estamos fuera la de que los mayores no tienen nivel, sería una condena para siempre. Sólo una pregunta: los hijos de los actuales participantes en Gran Hermano y sus millones de adictos, ¿están abocados sin remedio a convertirse en adultos zafios y analfabetos funcionales? Y todavía hay algo más: ¿cómo se explica que en tres o cuatro años hayan caído tanto nuestros adolescentes en comprensión lectora si sus padres son los mismos, con las mismas lagunas educativas, y no pueden haber mutado a peor en tan corto periodo de tiempo? Las excusas de Zapatero son eso, excusas de demagogo satisfecho.

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