Las excelencias del móvil

Lo que sí nos ofrece dudas es la posibilidad de que las susodichas "excelencias" puedan existir sin detrimento de la convivencia familiar

Nos llama la atención la publicación, en este periódico, que data del pasado miércoles y cuyo titular reza como sigue: "Los niños españoles acceden a internet a los siete años y ya tienen móvil a los ocho". No es la única noticia relativa a la utilización -por niños y adolescentes- de los teléfonos móviles. Casi todas tienen un denominador común: La coincidencia en predicar las… excelencias de los dichos terminales -y de otros artilugios similares- en el desarrollo y formación intelectual de los susodichos chavales. Tan es así que no falta quienes propugnen, o aconsejen, la utilización de los mismos en las aulas. A buen seguro que… "algo (bueno) tiene el agua, cuando la bendicen". "Es… un decir", que se dice en estos supuestos.

Pero, ¿qué coño tiene que ver la… pañi con los teléfonos móviles?. Obviamente, la pregunta no estaría exenta de justificación (de haber sido formulada). Y, por ello, tratamos de contestarla apostillando: A nuestro juicio, se parecen. Porque… algo deben tener los susodichos (terminales) si (como el agua) resultan ser tan usados y tan… "bendecidos" (léase loados) por los usuarios.

Sentada la anterior premisa (ousése: reconocidas las "excelencias" que se vienen predicando de los susodichos artilugios), algo tenemos que oponer de nuestra cosecha, aunque ésta (oposición) no sea otra cosa que la aportación de un lego en las nuevas tecnologías. Sí. Porque las predicadas "excelencias" nos plantean algunas dudas muchas y serias dudas. Un… poner: Tenemos dudas acerca de la utilidad del móvil en las aulas. Porque no sabemos si el alumno lo va a usar para someter su sesera a un loable ejercicio de gimnasia intelectual, o le va a servir, simplemente, para adiestrarse en el inútil manejo… de los pulgares.

Otro… "poner": Ocurre, con más frecuencia de la deseada, que encima de una mesa con mantel topamos con más móviles que platos. De tal suerte que el comedor semeja, o deviene, en locutorio. No dudamos de las ventajas de que, por mor de las nuevas tecnologías, los niños, y todo quisque, puedan comunicarse con el resto del mundo. Lo que sí nos ofrece dudas es la posibilidad de que las susodichas "excelencias" puedan existir sin detrimento de la convivencia familiar, obligada e imprescindible en… una mesa con mantel.

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