950 euros

La izquierda no se ha enterado de que los impuestos con que se financia la sanidad surgen de miles de pequeños negocios

Si alguien no puede pagar 950 euros al mes a un empleado, que cierre el negocio y se vaya a su casa". Con motivo de la subida del salario mínimo, este tipo de frases han inundado las redes. Todos sabemos que 950 euros son muy poca cosa teniendo en cuenta los alquileres y el coste de la vida. Sí, de acuerdo, pero es que esos 950 euros los tienen que pagar autónomos y pequeños empresarios que apenas pueden ganar un salario decente. Y no conviene olvidar que ese pequeño empresario tiene que pagar también seguros sociales, impuestos, alquiler, electricidad -de las más caras de Europa-, y encima tiene que competir con las ventas por Amazon y con toda clase de empresas que disponen de capital y recursos. Y por si fuera poco, estos pequeños empresarios han tenido que pedir préstamos que han avalado con las pocas propiedades que tenían. Si su negocio se va a pique, también se va a pique su pequeño patrimonio.

No pretendo ocultar las condiciones de vida de la gente que trabaja por cuenta ajena por unos sueldos muy bajos y en circunstancias nada envidiables. Para nada. Pero es una vergüenza que unos señores que viven de los salarios públicos, y que muchas veces se dedican a tareas tan ingratas como empujar papeles con la nariz -con sueldos blindados y trienios y quinquenios y generosísimas condiciones laborales- se permitan tratar con ese desprecio a los autónomos y a los pequeños empresarios que van a tener problemas para pagar los 950 euros del SMI. Un caso fabuloso ha sido una diputada autonómica de Podemos que se definía en su currículum como "dinamizadora de procesos de democracia participativa", que viene a ser algo así como domador de pulgas o profesor de volapuk. El caso es que esta diputada no sólo insultó a los empresarios que no podían pagar los 950 euros, sino que se burló amargamente del Corte Inglés y de los trabajadores que iban a perder su empleo a causa de los recortes.

Es asombroso que una cierta izquierda no se haya enterado de que los impuestos con que se financia la educación y la sanidad pública -y los generosísimos sueldos de los políticos- surgen de la economía productiva representada por miles de pequeños comercios, talleres, tiendas, hornos, garajes y oficinas. Pero si estos pequeños empresarios no pueden pagar los 950 euros a sus empleados, ya saben la solución, que cierren su puto negocio.

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