LOS Juegos Olímpicos de Pekín ya son una realidad. Con ellos se cumple la ilusión de multitud de deportistas que han esperado cuatro años a que llegue tan mágico momento. Ya pudimos ver la apertura del mayor acontecimiento deportivo que se puede ver en nuestros días. Todas las modalidades tienen una especial relevancia pero existe un grupo de deportes como atletismo, natación y baloncesto que despiertan, si cabe, una mayor atención mediática. La prueba de 100 metros, los oros que puede conseguir Phelps en natación o los partidos que disputen los jugadores NBA de baloncesto serán puntos fuertes del calendario olímpico.

La competición de baloncesto tiene un especial atractivo no sólo por el equipo que ha formado Estados Unidos, sino por la influencia que tiene en aquel país la figura de Yao Ming. Bien es cierto que China, por lógica y resultados, no debe llegar más lejos de unos cuartos de final.

El sistema de competición, con dos grupos de seis equipos, provoca que selecciones importantes en el concierto internacional como Francia, Italia, Serbia o Brasil se hayan quedado fuera de un exigente torneo. La presencia de los jugadores americanos, españoles y argentinos, con numerosas estrellas NBA en sus plantillas, le dan un gran aliciente a una de las modalidades estrellas de los Juegos. Los favoritos están en boca de todos (Estados Unidos, España, Argentina, Grecia, Rusia) pero los temibles cuartos de final, con un partido a vida o muerte, pueden sembrar dudas y al mismo tiempo emoción hasta las rondas finales.

Por lo visto en los partidos de preparación, los americanos y españoles llegan en un gran momento de forma y de juego. Argentina, Lituania, Rusia y Grecia son selecciones enormemente competitivas cuya actitud será otra cuando comience el torneo. Hay varias selecciones outsiders (Angola, Irán, China) que darán colorido y cuyo premio es disputar unos Juegos Olímpicos. El resto de equipos, Alemania, Australia y Croacia, serán rivales complicados pero que no deberían estar en la lucha por las medallas.

Estados Unidos ha llevado a Pekín a posiblemente el mejor equipo que podía formar con la salvedad de Tim Duncan. Digo el mejor equipo porque existen muchos jugadores que están en la NBA que tienen calidad individual y de anotación para estar en la selección americana. Según he podido ver en partidos amistosos, parece que van más en serio y que su juego en algunos momentos se asemeja al baloncesto que se practica en Europa.

El hecho de jugar muchos minutos con Carmelo Anthony o LeBron James en la posición de cuatro demuestra que quieren adaptarse al juego europeo y que son verdaderamente temibles en su juego exterior. La actitud demostrada en defensa por Kobe Bryant está siendo un estímulo para sus compañeros, que ven cómo uno de sus jugadores referencia es el que comienza a marcar el ritmo defensivo. La ausencia de tiro exterior (el alero zurdo Redd no goza de muchos minutos y es su baza más fiable) y los problemas para atacar defensas zonales serán sus principales hándicaps. El arbitraje es otro aspecto a tener en cuenta, puesto que están acostumbrados a marcar un ritmo elevado con muchos contactos que les pueden pasar factura.

España llega a la cita olímpica en un estado de forma envidiable. La adaptación al estilo Aíto ha sido muy rápido y todos los jugadores parecen encontrarse cómodos con el famoso sistema de rotaciones del entrenador madrileño. Su juego es muy similar al empleado por el DKV, con presión a toda pista, transiciones rápidas y juego en ataque muy simple y por conceptos. La irrupción con minutos de importancia de Ricky Rubio y Marc Gasol le ha dado a nuestra selección una mayor variedad y competitividad en cada uno de los puestos. El primer partido, como pasa en todas las grandes competiciones, marcará el devenir del campeonato. En este primer choque nuestra selección se verá las caras contra la siempre difícil Grecia. ¡Mucha suerte!