Ya han empezado las voces! Es la frase que me decía de pequeño mi padre con mucha ironía cuando arrancaba una campaña electoral, en aquellos días en los que los candidatos tenían que levantar la voz en mítines en los salones de los pueblos, porque entonces no había la megafonía de ahora, ni comunicados, ni ruedas de prensa, ni redes sociales en las que hacer el ridículo. Pero no se asuste, que no le voy a hablar hoy de los comicios autonómicos, esos que tendrán lugar el 2 de diciembre. Mi objetivo es decirle que yo ya tuve la oportunidad votar. Fue el 13 de noviembre, tres días antes del inicio de la campaña de las andaluzas, y la convocatoria no era para elegir un parlamento cualquiera, sino para designar a los representantes de las familias en los consejos escolares. Aunque muchos no lo sepan, se trata de un proceso que se lleva a cabo cada dos años, de manera que el personal que trabaja para la Administración educativa, el profesorado, el alumnado y las madres y padres se pronuncian para conformar una especie de órgano de gobierno que es el que decide muchos aspectos del día a día de un centro educativo. ¿Saben cuántos datos de participación ha dado la Consejería de Educación? Ninguno. Tampoco es que los llamados a participar hayan acudido en masa a las urnas e incluso es más que probable que algunos de esos sillones del Consejo Escolar se hayan quedado vacíos por falta de candidatos.

La primera crítica, por supuesto, a los progenitores, que han declinado participar como si no tuviera importancia lo que se decide, porque demuestran escaso compromiso con uno de los pilares de la sociedad del futuro, como es la educación. Son mayoría, por desgracia, los que han preferido quedarse en casa y no invertir una hora de su tiempo en ir a su colegio o instituto para que alguien les represente en un órgano importante en la formación de sus hijas e hijos.

El segundo mensaje, para la Junta de Andalucía, incapaz de movilizar a las familias para eso de lo que tanto se les llena la boca a veces, como es la participación. Ni una campaña seria, ni cifras, ni casi llamamientos, nada de nada; lo que demuestra que aún quedan muchas cosas por hacer por quiénes dirigen la política educativa de Andalucía, que al fin y al cabo dan la sensación de ser una tropa de acomodados en sus poltronas, más pendientes de que nadie les cree problemas que de solucionar los innumerables déficits de nuestro sistema.

El tercer aviso, para la hipócrita clase política, metida de lleno en sus asuntos de partido, pero alejados de lo que necesitan nuestros jóvenes. De hecho, en esta larga precampaña de las andaluzas no he escuchado a ningún candidato/a hacer referencia a los consejos escolares y a su significación para la enseñanza. Eso sí, pierden el traserillo para criticar a quienes desde fuera de Andalucía desprecian a los escolares que viven en esta tierras. Pues no se queden ahí, por favor. Hagan algo útil más allá de buscar su esperpéntico minuto de gloria a costa de criticar al adversario político, porque en realidad, o no les interesa la educación o, lo que es peor, no saben nada de ella. Y que se salven quienes puedan. Y los que no, a ver si les da un poquito de vergüenza.

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