MANUEL Chaves, actual vicepresidente tercero del Gobierno y secretario general del PSOE de Andalucía, ha declarado que en el próximo congreso de la organización socialista andaluza dejará la secretaría general porque, según él, las bicefalias tienen más inconvenientes que ventajas. Es decir, que los cargos de presidente de la Junta y secretario general del PSOE deben coincidir en la misma persona. Y es evidente que Chaves sabe de lo que habla, porque él mismo sufrió las consecuencias de la bicefalia cuando, tras ser elegido, en 1990, como presidente de la Junta -su primera mayoría absoluta- tuvo que soportar a un aparato del partido controlado por el guerrista Carlos Sanjuán desde la secretaría general. Aquello era un poema. Por supuesto que las circunstancias son distintas, porque el guerrismo es ya poco más que una nebulosa nostálgica, y Chaves no ha querido, o no ha podido, o ninguna de las dos cosas, crear el chavismo. A la vista está.

Lo que a algunos les ha extrañado, y de ahí las dispares interpretaciones, es que eso lo diga ahora, cuando todavía faltan tres años para ese congreso, en que se produciría el anunciado relevo. Tres años, con unas elecciones municipales y unas autonómicas por medio. O sea, un viaje por el tiempo y el espacio políticos, lleno de incertidumbres a todos los niveles. Así que hay quien piensa que este anuncio, a tres años vista, ha sido una ligereza política mal calculada del actual vicepresidente tercero. Parecido a cuando habló de su deseo de que le sucediese en el cargo una mujer -y la que se lió- y otros interpretan que ha sido un mensaje de autoafirmación. Es decir, Chaves ha liderado su propia sucesión en la Junta, dejando a Pepe Griñán y hará, a su tiempo, lo mismo en el partido.

Como siempre, en esta columna, vamos al término medio -al punto- y lo que uno saca en conclusión es que Chaves ha lanzado un mensaje a navegantes y navegantas. Es decir, Griñán es el presidente de la Junta porque él lo ha puesto y con casi toda seguridad también será el próximo candidato. Si gana, se lo lleva todo, el gobierno y el partido. Se acaba la bicefalia. Y si pierde, también lo pierde todo. Mientras tanto, la bicefalia, según Chaves no es mala, sino todo lo contrario. Porque son él y Griñán, Griñán y él. Con otros protagonistas, la canción sería distinta.

Como siempre, en estos casos, es cuestión de cantantes, porque hay quienes son capaces de cantar a dúo la misma letra y quienes, cuando se juntan, lo que hacen es desentonar. Porque hay dúos y dúos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios