Hay personas, familias enteras incluso para las que las discusiones son un problema, para las que el debate o la confrontación en general provoca tal tensión que se percibe como una crisis, un trauma o un conflicto inasumible. Las hay que evitan asuntos y temas de conversación no vaya a ser que se despierte alguna bestia y le dé por opinar distinto y entonces haya que asumir el mal rato de la "disputa", porque eso conlleva, claro, el trauma y el postrauma, que es el cómo arreglar el desaguisado y volver al tono del que nunca se debió salir. Hay otras, por contra, que disfrutan en el fragor de la batalla, las hay gritonas, de tacos recurrentes, las hay que tienen la habilidad de no levantar el tono, las hay, incluso, que son capaces de asumir posturas no convencidas pero de defenderlas por mantenerse en el rol opositor. Les excita la trifulca verbalointelectual.

Estos días de verano son muy dados a reencuentros con amigos y familia, son momentos en los que surgen cenas de largas charlas, sobremesas de conversaciones reposadas en las que nos sentamos con sujetos a los que apreciamos (y a los que debemos seguir queriendo) pero que al escucharlos constatamos lo distinto que podemos pensar unos de otros, las diferentes opiniones que genera un mismo acontecimiento, una misma noticia, un mismo evento. Las absolutamente dispares lecturas que tienen asuntos como la sentencia de la Manada, la de Juana Rivas, el Aquarius o hasta los puentes como el de Génova.

Aquí, el pater, nuestro dire, se ve que de tensión poca y se le intuye aquello de la excitación, así que se le ha ocurrido sentarnos, mezclarnos, dejarnos decir sólo con una pauta al respeto esencial. Así que ha unido un ramillete curioso de caracteres, ideologías y diversidades para que digamos, escribamos y confrontemos, demos visiones dispares de lo que pasa, de lo que creemos que pasa o de lo que puede pasar. ¿Arriesgado, irresponsable o valiente...? Ustedes dirán.

Pensemos que frente a lo uniforme, lo plano o el discurso único, es enriquecedor leer, escuchar o ver diversas realidades, distintas percepciones, contrapuestas. Por mi parte, como defensora de la confrontación por lo que puede aportar, me comprometo a decir, y a intentar controlar los tacos que me despiertan algunos acontecimientos -sin poder asegurar que seré capaz de ello-, a aprender de los que saben y a ser permeable a la diversidad. Debatamos, discutamos, confrontemos… Enriquezcámonos.

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