Mensaje en la botella

Lo que dice Bruselas de la luz

Hay muchas familias para las que el uso de la electricidad es un lujo en estos momentos

La subida del precio de la luz se ha convertido en un problema que nadie sabe cómo resolver. La prueba evidente es el montón de sandeces que se lanzan en estos días por parte de nuestros dirigentes, unas afirmaciones que son una muestra más de su incapacidad. Se trata de una cuestión con muchas realidades paralelas, desde la farragosa regulación vigente hasta la intervención de la Unión Europea, pero lo más grave es el impacto social que este aumento del recibo está provocando en un país como España. Perdidos en el debate de si es necesaria una empresa pública o no, de si las medidas adoptadas son suficientes y del papel que juegan las empresas del sector, la dura realidad es que hay muchas familias para las que el uso de la electricidad es un lujo en estos momentos.

Llevamos muchos años hablando de la pobreza energética, un concepto tan manido y manipulado en determinados debates políticos que parece que deja de tener importancia de tanto manosearlo y utilizarlo. Pero la realidad es otra. Sumidos como estamos en una de las olas de calor más graves de los últimos años, hay muchos hogares -en Córdoba no digamos- que ni siquiera se pueden permitir -si es que lo tienen- conectar el aire acondicionado, ya que los precios de la electricidad son prohibitivos. Y lo peor es que no se trata de algo nuevo, sino que ya lo hemos visto en otras ocasiones cuando el frío arrecia en el duro invierno.

Ahora nos hemos enterado también de que la Comisión Europea nos "vigila" respecto a las medidas que, presuntamente, se están tomando desde el Gobierno para reducir los costes de la factura de la luz. La portavoz de la Comisión, Vivian Loonela, ha dicho que "durante la pandemia hemos visto los precios en mínimos históricos, así que algunos aumentos son esperables". "Los altos precios observados son una combinación de varios factores, principalmente influidos por la significativa demanda de gas a nivel mundial, los precios más elevados en el régimen de comercio de derechos de emisión y una demanda temporal más elevada por las condiciones climáticas y la recuperación económica", ha explicado sin pudor la dirigente. También ha expuesto que un mercado energético integrado en la Unión Europea "es la forma más efectiva a nivel de costes para asegurar un suministro seguro y asequible a los ciudadanos". Pues si Bruselas dice que los precios del recibo de la electricidad que estamos pagando son asequibles, tenemos un serio problema.

Como siempre, los políticos esperarán a que el temporal amaine y luego vendrán con propuestas que no sabemos si serán un parche más o una política de alianzas seria entre los estados miembros como solución. Saldrán a la palestra de nuevo ideas como la de la necesaria "revolución verde" en toda Europa. Eso sí, sin reparar en que "verdes" ya los estamos poniendo nosotros a ellos desde hace tiempo. Y lo que les queda.

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