Mensaje en la botella

Hay diagnóstico

Para solucionar el problema de la despoblación hay que actuar con mucha más ambición

El círculo se ha cerrado, o eso parece, con el arranque oficial del nuevo mandato en la Diputación de Córdoba. Era la única institución que faltaba por constituirse tras los comicios locales del mes de mayo y se supone que ya lo que toca es ponerse manos a la obra, guardar las urnas y todo el revuelo político que hay siempre a su alrededor hasta dentro de cuatro años. Eso sí, a nadie escapa que seguimos pendientes de Madrid, de si habrá investidura de Sánchez o la posibilidad vergonzante de una repetición electoral va tomando forma. En cualquier caso, donde ya hay equipo es en la Diputación, con Antonio Ruiz al frente por segunda vez y con la reedición de un pacto de gobierno con Izquierda Unida.

Como toda toma de posesión que se precie, el acto no pasará a la historia por su vistosidad, pero aquí lo que importa son los discursos y la voluntad que muestren cada uno de los cinco grupos que forman parte de la Corporación provincial. Por suerte para ellos, ya parece que se ha acabado con esa corriente de opinión demagógica que trajo la crisis sobre que las diputaciones son innecesarias y que había que eliminarlas. Habrá que modernizarlas, exigirles más transparencia y muchas más cosas, pero siguen siendo vitales para los pequeños municipios.

Viene al caso esta última reflexión porque hay quien se sorprendió en la toma de posesión del viernes de que el asunto de la despoblación del mundo rural se convirtiera en protagonista de las intervenciones de todos lo portavoces, hasta el punto de que el propio presidente Ruiz expuso que será el "eje vertebrador" de la gestión en este periodo que ahora se abre. Eso quiere decir que el diagnóstico de lo que pasa en la provincia está hecho, de que todos los partidos son conscientes de que pese a estar muy lejos todavía de la realidad de otros territorios, el abandono del mundo rural es un problema serio. En este periódico hemos contado en muchas ocasiones la situación que se vive en las comarcas del Norte por la pérdida de población constante en las últimas décadas, pero no solo allí, sino en distintos núcleos de la Subbética o de la zona Sur.

Es cierto que las competencias de la Diputación para frenar por sí sola la despoblación son limitadas, pero el hecho de mostrar voluntad de atajarla ya supone un avance. El paro, las infraestructuras, la facilidad para acceder a las nuevas tecnologías son cuestiones que se expusieron en el plenario, pero tal vez no baste con eso. Sin tener la pócima mágica para resolver el problema, y visto el interés de los grupos, tal vez habría que afrontar el asunto con algo más de ambición. Nadie hizo referencia a la importancia de la educación o a la necesidad de una política de natalidad efectiva que, junto a las medidas que ya parece que tienen en mente, aporten soluciones globales. No hay Córdoba vaciada, pero por el momento. Repito que la evaluación está hecha. Ahora lo que hace falta es acertar con el tratamiento.

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