Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

El desembarco de Normandía

Una vez más es aconsejable escuchar lo que dicen los científicos para poner las cosas en su sitio

Para no ser menos que Pedro Sánchez y sus charlas bélicas y épicas en las que compara la lucha contra la pandemia con una campaña militar trufada de batallas, victorias, sangre, sudor y lágrimas, vamos a seguir esa senda. Y a imaginar que lo ha pasado en los últimos días con el anuncio de Pfizer de una vacuna rápida y de alta efectividad es algo así como el Desembarco de Normandía de la guerra contra el virus que vino de China y nos encontró con las defensas bajas, como Hitler sorprendió a las debilitadas Polonia y Francia y en un paseo se plantó en Varsovia y París. La vacuna todavía en desarrollo, que ha diseñado un matrimonio turco afincado en Alemania para una farmacéutica de Estados Unidos, anuncia la batalla final, como el Día D fue el prólogo del epílogo de la guerra que destrozó Europa hace casi ocho décadas. Cuando los marines desembarcaron en Playa Omaha todavía lo más difícil estaba por hacer. El camino hacia Berlín era largo y lleno de trampas. Pero algo muy importante se había logrado y el mundo entero se dio cuenta de que el nazismo tenía los días contados.

Ahora también podemos respirar un poco más tranquilos. La vacuna llegará y seremos capaces de arrinconar al virus. Aunque habrá que ganar muchas batallas antes de poder cantar victoria. Es lógico el clima de euforia mal contenida que se ha desatado con el anuncio de Pfizer y con la locura desatada en las bolsas de todo el mundo. Pero una vez más es aconsejable echarle un vistazo a lo que dicen los científicos para poner las cosas en su sitio. Por ahora, la forma más segura de avanzar hacia el triunfo final es aplicarse cada uno su propia vacuna a base de seguir las recomendaciones más elementales de distanciamiento social, de higiene y el que pueda de teletrabajo. Y de paso no olvidar que después de que se gane la guerra habrá que atravesar una dura posguerra de calamidades económicas y sociales en la que el Plan Marshall en forma de ayudas de la Unión Europea o de cualquier otro signo será sólo, por lo menos al principio, un paliativo.

Estamos ya en las playas de Normandía, pero apenas empezamos ahora la ruta que nos llevará a recuperar nuestra vida cotidiana tras esta larga pesadilla. Conviene no perder de vista aún nos quedarán por pasar muchas adversidades y que el final no está todavía escrito. Los americanos hicieron el desembarco, pero al final los que pusieron la bandera sobre las ruinas del Reichstag fueron los soviéticos. Así es la Historia.

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