Tomates y calabazas

Lourdes Chaparro

lchaparro@eldiadecordoba.com

A tres décadas de distancia

Una estrategia a largo plazo nos parece ahora como una tremenda osadía y más viendo el futuro que nos aguarda

El Gobierno ha presentado su hoja de ruta para los próximos 30 años. Un futuro que ahora se antoja lejos -me es difícil pensar qué será de mi dentro de tres décadas-, plagado de nuevos impuestos, esperanzas y realidades, pero que harán de España un país mejor. Lo compro, sin duda, pero claro, con titulares grandilocuentes, ¿quién no?

Habrá que leerse con detenimiento esos más de 600 folios de este sesudo plan, elaborado por más de un centenar de expertos, en el que la armonización fiscal - que viene a ser que nos van a subir los impuestos sí o sí- es algo como eso de aceptamos pulpo como animal de compañía. Vamos, que habrá que pagar más por nuestro bien y por el afán recaudatorio que no tiene límites. Las previsiones y las intenciones son muy buenas y si considera que es lo mejor para España, pues bienvenido sea a pesar de que en 2050 a España no a va a conocer ni la madre que la parió, como en su día dijo Alfonso Guerra. Hay quien es muy previsor de un día para otro o para un mes e, incluso, para el año siguiente, pero pensar en tres décadas es rizar el rizo y el más difícil todavía porque, sinceramente, habrá quien no sepa si va a llegar a final de mes.

Creo que es muy importante que en las próximas tres décadas, ya que nos han elaborado un plan sin pedirlo, que las instituciones y también la sociedad civil tengan su papel para mejorar España. De eso no hay duda. Una estrategia a tan largo plazo nos parece ahora como una tremenda osadía y más viendo el futuro que nos aguarda, pero tampoco hay que ser cortoplacistas en estas cuestiones. Por lo menos, desde Moncloa no nos han prometido que caerá el maná del cielo, pero si se lo proponen, quizá que incluso lo podamos ver como por arte de magia.

Prohibir vuelos cortos o un impuesto al uso del coche -para quien lo tenga - se supone que son estrategias que nos van a venir de perlas, igual que una mejor educación, menos emisiones de CO2 -esto último ya que sea una realidad ya- y además, pleno empleo y menos consumo de carne, que ahora también se lleva mucho; todo es empezar. Todo un plan tremendamente ambicioso, que deja atrás lo que pasará mañana, las previsiones a corto plazo y cómo va a acabar este 2021 o el presente más reciente. Un plan a tres décadas vista para el que hay que poner ya los mimbres y confiar en que no sea una utopía futura.

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